Un libro recomendado y muy recomendable es "Las Confesiones" de San Agustín. En él encontramos una declaración de lo más profundo de su interior, de su propia alma, de cómo iba en busca de la verdad y hasta que no halló la Verdad no fue feliz. Estudió mucho, vivió el éxito, probó en exceso los placeres de la vida, del amor, de la sexualidad, de la sensualidad, del beber y del comer, robó... Pero lo más importante de todo fue que se arrepintió y pidió perdón a Dios, y tan profunda fue aflicción que es santo de altar. En ese libro magnífico lo explica. Su lectura nos ayuda a entender nuestras propias miserias. Y aunque fue escrito en el siglo IV, es totalmente actual; además ha sido adaptado al lenguaje de hoy para una mejor comprensión del texto. Entrándonos en la Semana Santa es un momento para leerlo y reflexionar.
"Ojalá hubiera habido alguien que me ayudara a salir de mi miseria, alguien que hubiera encauzado mi deseo de amar; que hubiera orientado mi ansioso deseo de placer para que mis empravecidas olas rompiesen en la playa del matrimonio."
Las Confesiones, (capítulo, Madaura, 365). San Agustín, de Tagaste (354- + 430)
"Ojalá hubiera habido alguien que me ayudara a salir de mi miseria, alguien que hubiera encauzado mi deseo de amar; que hubiera orientado mi ansioso deseo de placer para que mis empravecidas olas rompiesen en la playa del matrimonio."
Las Confesiones, (capítulo, Madaura, 365). San Agustín, de Tagaste (354- + 430)