Contra el calor sofocante, asfixiante, húmedo, no hay más remedio que protegerse. No se trata de ir en cueros por la calle, con esos pantalocintos y falditas minimalistas, o con camisetas tan livianas que parece que ni existen sobre la piel, o incluso sin ellas. En los países de muchísimo calor se cubren para no abrasarse. Se trata de vestirse con ropa ligera para prevenirse de los rayos solares y de las picadas de insectos que vuelan y pinchan con muy mal humor, y también por pudor y elegancia. Eso ya lo sabían los antepasados y los antiguos, y no tenían la ciencia científica de hoy. También nos recomiendan los expertos que bebamos un mínimo de dos litros de agua, zumos, gazpachos, refrescos, y venga líquidos para no deshidratarnos.
En los países regados por el Mediterráneo, en vacaciones y con una buena sobremesa con la familia y las amistades se presta una Sangría, con moderación. Es un nombrecito que suena a sanguijuela, pero es una bebida para los almuerzos estivales ciertamente refrescante. Ahí va la receta de los ingredientes, bien fríos, y con las proporciones: Poner en una jarra que pueda ir a la nevera o termo, medio litro de vino rosado, 1 fanta de naranja (330 ml), un melocotón pelado y troceado, una rodaja de pomelo rosa, una rodajita de limón, y una taza de cubitos de hielo. Alerta! no añadir ni azúcar ni coñac pues no os podríais levantar de la mesa.
Sin embargo, hay momentos con los que yo me quedo con la bebida del anuncio….bien fresquita con un trocito de limón, y mucho trabajo por delante….a mí me lo cura todo.Y que nunca falte un bonito abanico.
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