
El exceso de instinto maternal o la ausencia de su control nos lleva en muchos casos a ser pesadas, preguntonas, curiosas. Y eso que les queríamos tanto! Y tanto que la hemos fastidiado…
Darse es darnos lo sabemos, pero siempre los afectos a las personas incluso a las más próximas, las de consaguinidad directa, para no equivocarnos, primero hay que pasarlas por Cristo. Luego la practica constante de la templanza, una gran virtud dónde las haya y por ello difícil, nos permitirá exprimirnos con todo el amor del mundo pero sin molestar a nadie, y si nos volvemos a equivocar …¿me disculpas, por favor?