Según una antiquísima y venerada tradición, la Virgen Santísima , cuando aún vivía en carne mortal, se apareció al Apóstol Santiago el Mayor, en Zaragoza (Aragón-España), acompañada de ángeles que le traían una columna o pilar como signo de su presencia. En la aparición Nuestra Señora consoló y reconfortó al Apóstol, a quien prometió su asistencia maternal en la evangelización que estaba llevando a cabo en la Hispania Romana.
Primero fue el viaje verosímil del Apóstol y luego el de la India Hispánica , en cualquier caso, por un motivo o por otro hoy se celebra en España, y en muchas partes del mundo, la fiesta de Nuestra Señora del Pilar. A pesar de vivir en una época en que los sentimientos patrióticos están entremezclados, todos podemos decirle a la Virgen:
¡Madre Mía, te miro
Y me quedo tranquila,
Gracias Madre del Cielo!