El tiempo de pascua es tiempo de alegría porque rememoramos que Cristo resucitó para siempre, por ello es propicio para las BeBeCes, es decir, para los bautizos, las bodas y las comuniones. Muchos de estos acontecimientos, aun queriendo los padres y los interesados, se retrasan por el coste gravoso que añadimos a la celebración. Pero debemos decir y explicar que la gracia de Dios, al recibir el sacramento del bautizo, o de la primera comunión o del llamado Gran sacramento del matrimonio, se recibe gratuitamente porque el Amor de Dios es gratis, absolutamente gratis, nos ama porque le da la gana.
Sin embargo está socialmente bien entendido que una celebración se la merezca bautizar a un hijo o bien que ya sea el momento de recibir la primera comunión, o su boda. Pero teniendo en cuenta en la hora crítica en que vivimos, en que todo nos pone a prueba de resistencia, si la celebración no se realiza con la pomposidad o exhuberancia que vemos en las películas, ya habrá, si Dios quiere, otra celebración más adelante con ocasión de recordar el evento en un aniversario. Así que si el bautizo es comunitario mejor, si lo celebramos con una merienda con el grupito de familiares en lugar de un almuerzo copioso, estará bien; si la primera comunión también es comunitaria con todos los amiguitos de la catequesis o del colegio, estupendo!, y si lo celebramos con un almuerzo en casa como si fuera Navidad, mejor que mejor. Y si la boda tiene menos invitados, no echamos a volar palomas blancas, las limusinas se quedan en su parking y no hay barra libre de alcohol en el baile, pues será fenomenal. El vestuario es importante, además en las tiendas te dicen “ir de boba, es ir de boda”, es decir es un vestido para solo un día. Pero si nos lo puede dejar una amiga, o llevar el traje a la compostura, aquel que solo nos lo pusimos una vez pues ¡qué le vamos hacer!, seremos pobres igual pero muy felices. Sin embargo podemos probar en las tiendas de alquiler de vestuario de ceremonia: se te ponen los ojos a cuadros de lo que hay, y es mucho más económico que comprarlos.
En fin, que lo mejor de todo será no retrasar la recepción de los sacramentos de nuestros hijos y nietos, porque la situación de la crisis mundial no mejorará hasta que mejore la crisis moral en la que estamos enfundados. Y como eso no sabemos cuando ocurrirá, lo es mejor vivir minuto a minuto.