La dimensión esponsal de la persona humana es la capacidad de entrega del propio ser (varón – mujer) a Dios en el celibato o la virginidad, o a otra persona en el Matrimonio. En el Matrimonio esa dimensión esponsal es el amor conyugal porque desemboca en una unión que posee unas características propias:
Mi vida está comprometida complementariamente.
Tanto el esposo como la esposa no pueden seguir como antes de casarse, como si nada hubiera pasado. Para el marido su camino de santidad es la esposa; para la esposa su camino de santidad es el esposo. Así de profunda es la cuestión: su recíproca pertenencia, el quicio de la santidad en el Matrimonio.