En ocasiones las mujeres nos sentimos invisibles, y no quiere decir que seamos esa mujer invisible del cómic del mismo nombre que en USA apareció al principio de los años cuarenta! del siglo XX. No se trata de esa mujer producto de la fantasía capaz de paras todas las balas. Me refiero a la mujer corriente, esa que lucha cada día y que en el hogar siempre está trajinando, haciendo miles de cosas, pensando en lo necesario para la familia (o eso creemos) y que no se nota en absoluto que lo hacemos nosotras (o eso creemos); parece como si la limpieza, el orden, la compra, la comida, la ropa planchada, el cuidado de los hijos y del marido, todo se hiciera por arte de magia. Entonces, nos entra como un no se qué, una tristeza, que se alía con el enemigo. De ahí surge la sensación de sentirse invisible. Sin embargo, aunque sea superable esa sensación y logremos, gracias a Dios, que solo sea pasajera, nos afecta en general a todas las mujeres.
Con este tema inicié la andadura del blog, hace ya doscientos treinta y ocho artículos. Ahora, al cabo del tiempo, nos ha llegado un vídeo muy interesante, breve, de unos cinco minutos, en inglés con subtítulos en español, que describe y resuelve esta cuestión de un modo muy atractivo y a la vez pedagógico. Por este motivo, te invito a que lo veas y escuches, ayuda reflexionar y a no darle tanta importancia a lo mucho o a lo poco que hacemos cada día por los demás.
Con este tema inicié la andadura del blog, hace ya doscientos treinta y ocho artículos. Ahora, al cabo del tiempo, nos ha llegado un vídeo muy interesante, breve, de unos cinco minutos, en inglés con subtítulos en español, que describe y resuelve esta cuestión de un modo muy atractivo y a la vez pedagógico. Por este motivo, te invito a que lo veas y escuches, ayuda reflexionar y a no darle tanta importancia a lo mucho o a lo poco que hacemos cada día por los demás.