En cierta ocasión leí un canto a la holgazanería “es bueno no hacer nada y después descansar”, estaba gravado en una cerámica de las que abundan en las tiendas para guiris y turistas. Primero me hizo gracia, pero al pensarlo no me gustó, pues la vida no son unas vacaciones permanentes ni las vacaciones es hacer el vago siempre, es reponer fuerzas, es cambiar de actividad, aprovechar el tiempo para estar más con la familia, ir de la mano, apretados, con tu marido, leer aquel libro que no hay manera de terminarlo o quizá escribirlo… Disfrutar de la naturaleza sin prisas, almorzar sentada, dejar que el transporte del metro se quede en la ciudad, y usar los pies para caminar por la playa, pero sobre todo ir con Dios a todas partes.
Y con esto del descanso podemos aprovechar el tiempo pensando que el descanso tambíén agrada a Dios. La meditación que adjunto trata de descansar pero no mucho…
¡Felices vacaciones a los que todavía tenéis que empezarlas,
y a los que estáis también!