Todos tenemos derecho a cambiar nuestras ideas, actitudes, maneras de pensar y de partido político a la hora de elegir a nuestros representantes en las cámaras legislativas y gobiernos, sobre todo si con anterioridad nuestra elección no fue moralmente justa. A partir de ahora, mirando al futuro, lo importante es usar la conciencia, y si está adormecida, despertarla. Estas agitaciones se producen cuando se inicia un proceso electoral, como ocurre cada cuatro años en USA, para cambiar de Presidente, o bien para confirmarlo un nuevo periodo. Vemos sus magníficas campañas electorales como un gran espectáculo, incluso con los errores o equivocaciones, sin que sean tomas falsas, en vivo y en directo. Todo aquel gentío ilusionado y aplaudiendo parece que nos contagie a estar a su vez de acuerdo con todos ellos.
El toque publicitario lo dan siempre los señores y las señoras de Hollywood. Uno de ellos que en esta campaña electoral no lo he visto, todavía, participar en favor de ningún candidato es Jack Nicholson, el cual no solo es conocido por su amplia filmografía, muy interesante, con más de 65 películas, sino por su vida disoluta. Sin embargo se produjo un acontecimiento importante en su vida que le hizo cambiar diferentes posicionamientos que había sostenido hasta entonces. En estos últimos años se proclama antiabortista: se enteró, tarde, que la mujer que le había hecho de madre era su abuela, y la que le había hecho de hermana mayor era su madre; ésta se quedó embarazada muy jovencita y le propusieron abortar, pero ella a pesar de los problemas que tuvo que afrontar, siguió adelante, ¡una mujer valiente!. Jack Nicholson ante este acontecimiento impresionante, proclama: Estoy en contra del aborto…Mi única emoción es la gratitud, literalmente, por mi vida. Esta actitud a favor de la vida también la hemos de encontrar en nuestros gobernantes, legisladores, presidentes y reyes, para votarles realmente en conciencia y a conciencia.