
Cada año se repite de una manera o de otra. Pero siempre acabas de los nervios a flor de piel si con tiempo no inicias un trabajo de mentalización. Todo lo adaptas a las necesidades y al bolsillo presentes, obviamente. Los adornos, los menús, las bebidas, los regalos, han de vivirse todo con alegría y sobriedad. Pero el bombardeo exterior a veces es un poco pesado, sobre todo cuando el Adviento, esas cuatro semanas fuertes que nos preparan a recibir a Jesús, una Navidad más, todavía no ha llegado.
Ya de por sí el trabajo del hogar es rutinario e inacabable, y se regenera solo, aun durmiendo, como la noche al día, pero no por ello resulta siempre satisfactorio, y puede llegar a ser costoso en esfuerzo y sacrificio. Así que cuando ves venir días más intensos, has de hacer relajación mental, y desde hoy, respirar hondo. Sin olvidar de mirar al cielo a María Nuestra Madre, que nos ayudará siempre. Y sobre todo, ser muy prácticas, anotar las cosas en cualquier momento, así cuando nos pongamos manos a la obra, aprovecharemos esos momentos de tormenta de ideas tuvimos y que nunca sabías cuando iban a producirse.
Recuerda lo que ya dije: KEEP CLAM AND CARRY ON.
Gracias, Laura!