Una marca de moda
tiene la mala tendencia de hacer campañas publicitarias desagradables por el
solo hecho de llamar la
atención. Y como está de moda también el relativismo, es
decir, haz lo que quieras mientras a mi
me de la gana, a la vuelta de esas campañas todavía vende más. Sin embargo,
la inmoralidad constante de sus anuncios se ha de denunciar. En esta ocasión no
te dan un vale de regalo si entras en la tienda desnudo o desnuda, es decir,
vendes tu pudor por un jersey o un abrigo, sino que la campaña le propone a la
mujer ser una puta y además queda bien, es decir te compras esas prendas de
vestir y eres la meretriz mejor cotizada de tu barrio, de tus amigos, de tu
casa, de tus vecinos, de la universidad, de tu trabajo…, pues todo vale. Con
esa ropa, te ganas a tu jefe, y atropellas a lo que haya por delante, una
esposa, una vida....y tu jefe como un tonto, caerá en tus brazos porque esa
ropa es como un talismán.
Me parece que ese
planteamiento es inmoral, la dignidad de la mujer para esa marca de ropa no
existe, la ha denigrado al solo uso del placer sexual y nada más. Eso no es
feminismo ni liberación, pues prostitutas, meretrices, y lesbianas – porque la
campaña también va de lesbianas y creo que han de sentirse discriminadas- ha
habido siempre, no es ninguna novedad de nuestro tiempo ni de nuestra
modernidad. Las mujeres, las hijas, las madres, las esposas, las abuelas, hemos
de levantar nuestra dignidad haciéndonos respetar, no somos un objeto creado solo
para el placer del jefe o de la amiga lesbiana de turno, ¡no! señores y
señoras, somos un ser digno, pues somos hijas de Dios, dotadas de una
inteligencia, de una voluntad, de un cuerpo, de un corazón, de un todo que
envuelve un alma sagrada.
Yo sí que voy contra
corriente y soy rompedora, pues abogo por una mujer digna en el todo
antropológico y divino para el que fue creada, y todas las mujeres son así,
aunque unos u otras como tienen en su vientre el poder del dinero y de las
cosas, no aprecian la belleza de la mujer en toda su totalidad.