En un día como hoy, en el
que celebramos con gozo la solemnidad de la Inmaculada Concepción
de María, podemos aprender un poco más de lo trascendente de este dogma
acudiendo, como se nos viene recomendando, a la fuente de la doctrina, es
decir, al Catecismo de la Iglesia
Católica. Este Año de la Fe es una buena
ocasión para iniciar una lectura pausada de todo el libro, de 2865 puntos a
cual de ellos más importante.
En el capítulo dedicado al Credo, oración que
resume toda la doctrina cristiana, en cuatro puntos se explica qué significa y
por qué María, la Madre de Dios, desde el momento de su concepción estaba libre
de pecado, a diferencia de todos nosotros, de todos los seres humanos, que hemos
nacido heridos con el pecado original.
Hemos de recordar que la Inmaculada Concepción
de María no solo es patrona de España, sino también de los Estados Unidos de
América, Portugal, Corea, Nicaragua, El Salvador, Filipinas y Polonia.
“La Inmaculada Concepción
490 Para ser la Madre del Salvador, María fue "dotada por Dios con
dones a la medida de una misión tan importante" (LG 56).
El ángel Gabriel en el momento de la anunciación la saluda como "llena de
gracia" (Lc 1, 28). En efecto, para poder dar el
asentimiento libre de su fe al anuncio de su vocación era preciso que ella
estuviese totalmente conducida por la gracia de Dios.
«... la bienaventurada Virgen
María fue preservada inmune de toda la mancha de pecado
original en el primer instante de su concepción por singular gracia y
privilegio de Dios omnipotente, en atención a los méritos de Jesucristo
Salvador del género humano (Pío IX, Bula Ineffabilis Deus: DS, 2803).
492 Esta "resplandeciente santidad del todo singular" de la que
ella fue "enriquecida desde el primer instante de su concepción" (LG 56),
le viene toda entera de Cristo: ella es "redimida de la manera más sublime
en atención a los méritos de su Hijo" (LG 53).
El Padre la ha "bendecido [...] con toda clase de bendiciones
espirituales, en los cielos, en Cristo" (Ef 1, 3) más que a
ninguna otra persona creada. Él la ha "elegido en él antes de la creación
del mundo para ser santa e inmaculada en su presencia, en el amor" (cf. Ef 1, 4).
493 Los Padres de la tradición oriental llaman a la Madre de Dios "la Toda Santa " (Panaghia), la celebran "como
inmune de toda mancha de pecado y como plasmada y hecha una nueva criatura por
el Espíritu Santo" (LG 56).
Por la gracia de Dios, María ha permanecido pura de todo pecado personal a lo
largo de toda su vida.”
*El cuadro es de Murillo, La Inmaculada del Escorial