Hemos visto una película francesa
del año 2011, El Skylab. Retrata una
gran familia en la que poco a poco te vas poniendo dentro de sus personajes. La
historia se desarrolla en los días del aterrizaje de la primera estación
espacial estadounidense hacia los años 1970, de la que no se sabía exactamente
dónde iba a caer, cosa que produjo cierto pánico. En esas fechas la
protagonista de la película, una niña adolescente, se dirigía en tren con sus
padres y hermano a la bretaña francesa, a Saint-Malo, dónde se reuniría toda la
familia porque iba a celebrarse el cumpleaños de la abuela, una señora que
había tenido seis hijos de tres maridos. En ese encuentro familiar, que dura
dos días escasos, se producen todo tipo de alegrías y discusiones entre los
adultos, hermanos, hermanastros, cónyuges, cuñadas; también surge un tío abuelo
mayor y enfermo, otra abuela y muchos primos y primas de todas las edades.
Como en todas las familias, los
hay que tienen un trabajo de médico… o de artista de teatro, así como un abanico
de maneras de ser y de pensar, y de entender la vida. Surgen diálogos
muy variados, también toscos y vulgares, escenas que forman parte de la vida
diaria y recuerdos tormentosos del pasado. Como la película se sitúa en verano, la excursión a la playa no podía
faltar, y la visita a la playa nudista tampoco, pero forma parte del escenario
de los personajes más liberales o mejor dicho, más simplistas, y de los que se deriva una mala educación sexual a sus hijos. Efectivamente
las escenas de las personas en cueros sobran pero duran poco.
Lo mejor de la película es que nos
presentan una gran familia, que se reúne varias veces al año, viniendo de
diferentes lugares pero con la finalidad de estar juntos, y a pesar de que hay
momentos en que discuten muchísimo, como en cualquier familia, siempre hay
alguien que reconduce la situación y acaban riendo porque siempre, pero siempre,
se perdonan. Pues sin perdón, a pesar de las ofensas, la familia no podría
mantenerse unida, como cualquier familia que se precie. Aquella niña se hace
mayor y nos situamos en el tiempo presente, y esa escena casi al final del film
nos indica lo difícil que es hacer familia en un ambiente contrario a ella. Es
una escena corta pero suficiente. Tuvo en 2011 el Premio especial del Jurado en
el Festival de San Sebastián.