Siempre
se puede velar a Jesucristo ante el Santísimo Sacramento y muy especialmente el
día de la semana jueves, y los esposos cristianos pueden hacerlo pidiendo
conjuntamente por el fortalecimiento de su unidad.*
“Velar
matrimonialmente con Jesucristo
Los esposos solos no pueden amarse. El amor lo han
aprendido en una familia, y con su familia construyen a su vez la sociedad. Por eso su
amor no es algo privado que solo les concierne a ellos.
La liturgia de la Iglesia en que celebramos el
matrimonio expresa precisamente esto. El amor se expande, se manifiesta a
otros, da fruto. En cuanto se cierra en sí mismo, se ahoga y muere. Al entrar
en la Iglesia, el amor de los esposos pide ayuda, reconoce necesitar apoyos:
los de otras familias, los de la sociedad, de la comunidad creyente, de Dios.
La Iglesia, en la liturgia, dice a los esposos algo que necesitan escuchar:
<<No estáis solos; yo os ofrezco un gran hogar para que en él construyáis
vuestro hogar. Yo os abro mi gran familia para que apoyéis en ella los
cimientos de vuestra familia>>
Por eso, hay una relación muy grande entre el
matrimonio y la Eucaristía, que reside en que los esposos dice:
<<Queremos poner nuestro amor cerca del amor de Jesús; la entrega de
nuestros cuerpos cerca de la entrega del cuerpo de Jesús; nuestro sí fiel hasta
la muerte cerca del sí fiel de Jesús a su Iglesia>>”.
* Cita
de la Vigilia de oración para el Jueves Santo. Jueves 28 de marzo 2013,
Magnificat de la Semana
Santa de 2013, núm. especial 8. Pág. 105.