El cuerpo mortal de mi padre se acabó este día 10 de
abril. Al final de la misa funeral, mi hermana Mireia leyó lo que ella había
escrito horas antes, llena de dolor. En este texto queda reflejado el matrimonio de nuestros padres, los cuales pronto hubieran cumplido 64 años de relación
conyugal, todo un ejemplo de vida cristiana.
Yo no sabría escribirlo mejor.
“Lejos quedan mis
palabras de tu brillante pluma, y parcos los homenajes que podamos rendirte,
porque en esta vida recibiste medallas y galardones, y ahora gozas del
premio merecido a los hombres de buena voluntad.
Te bautizaron el mismo
día que naciste porque la medicina humana te presagiaba sólo unas horas de
vida, pero contra todo pronóstico, la misericordia divina te regaló 94
años de vida, de una vida intensa y apasionada que has sabido aprovechar al
máximo.
La habilidad con la
máquina de escribir te libró, durante la guerra, de ir al frente para
convertirte en testigo directo y excepcional de todo lo acaecido en el Cuartel
General de Salamanca
Pero acabada la
contienda, no quisiste beneficiarte de influencias y privilegios obtenidos
durante la guerra y quisiste empezar de cero en Barcelona como periodista, para
acabar siendo unos de los redactores puntales de la ciudad condal. Dirigiste la
prensa escrita, iniciaste la Televisión en Miramar Barcelona y cautivaste a los
oyentes en la radio.
Fuiste cronista
implacable, corresponsal en el extranjero y testigo de primera mano de la
transición española.
Salmantino, perico, orgulloso
padre de cinco hijos y amante esposo de tu mujer, nuestra madre, con la que
compartiste 64 años y que te cuidó hasta el final
Hombre de raza, de la
libertad hiciste tu constante y del carácter fuerte, tu seña de identidad.
Periodista de cuna, enarbolaste la veracidad y la ética en tu profesión. Fuiste
un esforzado y apasionado trabajador, un observador perspicaz, un crítico
locuaz y un obstinado luchador porque jamás pronunciaste un –no puedo- o un –ya
he hecho bastante-.
Pero a pesar de tanto
renombre te has ido como viviste discretamente, aferrándote a la vida con
tesón, con la amorosa protección de la Virgen, reconfortado por los tuyos y los
cuidados pacientes de Guzmán, Helena y Feliciana.
La familia agradece
vuestra asistencia y vuestras oraciones.
Descansa papá en tan
merecida paz.
Mireia Hernández".
Fotos: 1. "La ciudad que no dormía", uno de sus libros; 2. Pintar era una de sus aficiones