13 abril 2013

Ya está en la paz de Dios


El cuerpo mortal de mi padre se acabó este día 10 de abril. Al final de la misa funeral, mi hermana Mireia leyó lo que ella había escrito horas antes, llena de dolor. En este texto queda reflejado el matrimonio de nuestros padres, los cuales pronto hubieran cumplido 64 años de relación conyugal, todo un ejemplo de vida cristiana.
Yo no sabría escribirlo mejor.

“Lejos quedan mis palabras de tu brillante pluma, y parcos los homenajes que podamos rendirte, porque en esta vida recibiste medallas y galardones, y ahora gozas  del premio merecido a los hombres de buena voluntad.
Te bautizaron el mismo día que naciste porque la medicina humana te presagiaba sólo unas horas de vida, pero contra todo pronóstico,  la misericordia divina te regaló 94 años de vida, de una vida intensa y apasionada que has sabido aprovechar al máximo.
La habilidad con la máquina de escribir te libró, durante la guerra, de ir al frente para convertirte en testigo directo y excepcional de todo lo acaecido en el Cuartel General de Salamanca
Pero acabada la contienda, no quisiste beneficiarte de influencias y privilegios obtenidos durante la guerra y quisiste empezar de cero en Barcelona como periodista, para acabar siendo unos de los redactores puntales de la ciudad condal. Dirigiste la prensa escrita, iniciaste la Televisión en Miramar Barcelona y cautivaste a los oyentes en la radio.
Fuiste cronista implacable, corresponsal en el extranjero y testigo de primera mano de la transición española.
Salmantino, perico, orgulloso padre de cinco hijos y amante esposo de tu mujer, nuestra madre, con la que compartiste 64 años y que te cuidó hasta el final
Hombre de raza, de la libertad hiciste tu constante y del carácter fuerte, tu seña de identidad. Periodista de cuna, enarbolaste la veracidad y la ética en tu profesión. Fuiste un esforzado y apasionado trabajador, un observador perspicaz, un crítico locuaz y un obstinado luchador porque jamás pronunciaste un –no puedo- o un –ya he hecho bastante-.
Pero a pesar de tanto renombre te has ido como viviste discretamente, aferrándote a la vida con tesón, con la amorosa protección de la Virgen, reconfortado por los tuyos y los cuidados pacientes de Guzmán, Helena y Feliciana.
La familia agradece vuestra asistencia y vuestras oraciones.
Descansa papá en tan merecida paz.
Mireia Hernández".

Fotos: 1. "La ciudad que no dormía", uno de sus libros; 2. Pintar era una de sus aficiones

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