Se dice muchas veces que los hombres no han de intervenir en ello,
porque la mujer es libre de decidir y de hacer lo que le de gana con su cuerpo.
Además, muchos hombres lo que no quieren son complicaciones e incluso pagan para
que ese problema se resuelva, al igual que madres y padres de esa chicas
jóvenes que no saben qué hacer. Además la política está muy enturbiada con este tema, cuyos protagonistas dicen muchas tonterías, la mayor parte por desconocimiento. Recientemente oí como una
diputada al Congreso enarboló que “ni
ministros ni obispos dirán a las mujeres lo que han de hacer.” Pero aun
pudiendo ser así, hay algo que siempre habla: la conciencia que nunca se podrá
tapar ni apagar del todo.
Así que ya
surgen resultados de las conciencias, pues muchas mujeres con el tiempo
observan que no han podido superar aquel trauma del aborto, pues no pueden
superar el horror de haber procurado la supresión de la vida de su hijo en su
propio vientre. A su vez, también surgen voces masculinas, padres que lo fueron
pero pagaron para no tener que asumir una responsabilidad que no les venía a
cuento. Podemos citar el caso conocido en Estados Unidos de Chris Aubert, que
en más de una ocasión, considerándolo irrelevante, pagó para que abortaran sus
novias. Sin embargo después de su conversión, es un gran luchador por la vida y
ahora es un feliz padre de familia. El nos invita a ver las ecografías que les hacen
a las mujeres gestantes para ver el rostro de ese hijo o hija. Y nos pide que
reflexionemos, a ver si somos capaces de seguir adelante con el crimen.