Steve Martin es un conocido actor americano cuya
especialidad es la de hacernos reír, cosa que no es fácil. Además es el eterno
protagonista del cine familiar, no tiene sentido del ridículo y con sus
payasadas puedes pasar un ratito distraído. “Doce en casa” (USA 2003, remake de 1950) es una
película que puede resultar sorprendente pues no es habitual que veamos cómo
funciona una familia numerosa compuesta de doce hijos. Es cómica pero por
supuesto en muchos aspectos es real. Se producen situaciones que son para pedir ¡socorro! o para tomárselo con calma y bien. El contraste muy llamativo lo ponen
la familia de los vecinos más próximos que son de hijo único. El motor de la
película es mostrarnos un ejemplo de cómo vive una familia numerosa y la
manera de sobre vivir en ella, y la forma es renunciando cada uno de sus
miembros a algo muy importante o que creían que era algo importante. Esa es la
conclusión, la generosidad, el dar, el entregarse, hace posible recibir más y
más amor de los demás.
En ningún momento de la película se hace referencia a un
sentimiento o inclinación religiosa, pues hay que tener en cuenta que el amor a
la familia y a una familia numerosa no es patrimonio de ninguna religión sino
que podemos encontrarlo en cristianos, judíos, musulmanes, por poner los
ejemplos de las religiones más arraigadas en el mundo. En ese sentido la
película es muy sabia.