¿Cuántas veces nos enzarzamos en discusiones en el
seno del matrimonio? Es evidente que hay que hablar, dialogar, discutir, poner
en común, llegar acuerdos, pactos…. Pero no siempre ponemos buen tono, nos
enfadamos, nos sube la presión, tenemos ganas de pronunciar palabradotas, las
decimos…, en definitiva, nos desgastamos y faltamos a la caridad. Veamos
pues si gestionando bien las emociones, es decir, aplicando las herramientas de
la inteligencia emocional, podremos ser capaces de conversar, escuchar, hablar,
aunar posiciones, sin demasiado desgaste y además felices.
Hay temas muy importantes en el matrimonio que
requieren horas como pueda ser la educación de los hijos o la suscripción de
una hipoteca; otras veces, es simplemente decidir sobre qué marca de macarrones
hay que comprar para cocinarlos con un buen picadillo de carne. No todo es
igual de importante ni con todo hemos de poner la misma energía. En lo que
ahora llamamos inteligencia emocional*, uno de los campos es el de identificar
las emociones humanas básicas y qué desgaste de energía realizamos con ellas.
Par el caso de aquella reacción emocional como
consecuencia de la ira, una reacción bastante difícil de controlar, podríamos
estudiar y reflexionar algunas frases y escoger una o más para utilizarlas en
aquellos momentos en los que a veces nos parece que estamos en medio de un
territorio comanche. Utilizando nuestro auto conocimiento, nos pararemos a
escuchar, a no decir burradas, a valorar otras posiciones, y a amar mucho más a
nuestro esposo (o esposa en caso de ellos).
(Supuesto práctico) Hemos de partir de la base que
ahora nos encontramos pensando en una situación que nos ha generado un buen
enfadado, hemos reaccionado mal, hemos gritado, incluso con palabras
malsonantes y de nada ha servido todo el lío que se ha montado. En frío, nos
damos cuenta de ello, lo cual ya es valiente porque estamos examinando nuestra
conducta. Así que, ahora, con serenidad, haremos la elección de una (o más)
frases que nos ayuden a dialogar de nuevo pero con tranquilidad, sin demasiado
desgaste, pues cualquier discusión puede dejarte hecho polvo, y minar el
matrimonio.
Los
pensamientos han de intentar ser positivos, aquí van unos cuántos, el resto es
cosa vuestra:
Esta vez
no me ha salido bien
La
próxima vez será mejor
Yo puedo
“Tú si
que vales”
“Chin!
Pues algo tendré que aprender”
Basta!!
Adelante!
He
tenido un mal día
A la
tercera va la vencida
Suerte y
al toro!
Mañana
será otro día
El No ya
lo tienes
Para y
piensa
*Mis
saludos a la psicóloga Mónica
Lapeyra