Si después de muchos años de
matrimonio has llegado hasta allí, vale la pena ir
celebrando no solo ese aniversario sino también otros. ¿Podríamos recordar aquel primer beso el día que te pidió para salir…o el primer sitio donde fuisteis a cenar… o aquellos largos paseos cogidos de la mano? Esos momentos fueron los que propiciaron los primeros cimientos para enlazar con una larga vida conyugal ¡Qué ganas de hablar teníamos! Se pasaban las horas sin darnos cuenta, solo oías su voz, sus explicaciones, y luego tu, dabas las tuyas, y así un día tras otro, pero solo cuando se podía pues los estudios y los trabajos no permitían muchos ratos de encuentro. No había móvil, ni correo electrónico, y el teléfono estaba controlado por el resto de la familia… que también quería utilizarlo. Así que se soñaba despierto hasta que llegara la nueva cita, el nuevo beso, pues todos, aunque se repetían, eran siempre nuevos.
celebrando no solo ese aniversario sino también otros. ¿Podríamos recordar aquel primer beso el día que te pidió para salir…o el primer sitio donde fuisteis a cenar… o aquellos largos paseos cogidos de la mano? Esos momentos fueron los que propiciaron los primeros cimientos para enlazar con una larga vida conyugal ¡Qué ganas de hablar teníamos! Se pasaban las horas sin darnos cuenta, solo oías su voz, sus explicaciones, y luego tu, dabas las tuyas, y así un día tras otro, pero solo cuando se podía pues los estudios y los trabajos no permitían muchos ratos de encuentro. No había móvil, ni correo electrónico, y el teléfono estaba controlado por el resto de la familia… que también quería utilizarlo. Así que se soñaba despierto hasta que llegara la nueva cita, el nuevo beso, pues todos, aunque se repetían, eran siempre nuevos.
Cada época tiene sus dificultades.
Estas nunca cesan, cambian. Hoy las parejas de novios pueden listar un sinfín
de dificultades para llevar un noviazgo sin estorbos ajenos. Así que aquella
época en la que vivimos nosotros, también tenía las suyas y las fuimos
sorteando como pudimos. Muchas novias hicimos el servicio militar junto a
nuestros novios, sufriendo, en su caso, con aquellas dificultades de cuartel y
de uniformes un poco lejanas por extrañas e incomprensibles. Pero como muchas
novias hicimos también el servicio social de aquellos años anteriores a 1978, nos
sentíamos íntimamente ligados a ellos en esas obligaciones estatales.
En esos meses, largos meses de
separación física que suponía el servicio militar, muchos noviazgos se
deshacían. Sin embargo otros, afianzaron sus raíces con más cimientos, pues el
amor en las dificultades, si se vencen,
se refuerza. Entonces se recurría a las largas cartas de amor y sueño,
de muchas historias bien o mal explicadas, de noticias no publicadas o
censuradas, y llenas de grandes deseos de querer volver a verle. El tiempo
transcurrió y la vuelta definitiva, sin más permisos que tuviera que otorgar la
autoridad competente, se convertiría en una carrera con la cuenta atrás en marcha y sin freno hasta el día
de la boda.
¡Hay tantas cosas que recordar y
que celebrar! Ir a un restaurante con el mismo sabor que el primero, ir a misa
a la iglesia donde recibisteis el sacramento del matrimonio, pasear por el
parque donde os encantabais con la mirada, remar por el lago donde le miraste fijamente y te
enamoraste del todo, por si hubiera algo de él que todavía no lo estabas... volver
al cine a cogerle de la mano y apoyarte en su hombro, igual que entonces…y
decirle –Te quiero!Se renacen sabores, sensaciones, aún y a pesar del transcurso de
los veinte, treinta, o casi cuarenta años que hubieran pasado.
Y esos sabores dulces, con olor a
naranjo o a jazmín, a limón o a lavanda… suavizarán todos esos malos momentos,
graves momentos de ruinas, enfermedades, hospitales, fracasos, olvidos…que se viven en
todos los matrimonios y que no merece gastar el
tiempo para recordar, porque sangraríamos una parte de los cimientos que nos unen. Es mejor mirar hacia delante, pues lo perdonado, perdonado está, por siempre jamás.
tiempo para recordar, porque sangraríamos una parte de los cimientos que nos unen. Es mejor mirar hacia delante, pues lo perdonado, perdonado está, por siempre jamás.