Hace unos meses, el Tribunal
Supremo español dictó una sentencia por la que determinaba el derecho de visita de unos
abuelos a sus dos nietos. Llegó a mis manos por razones de trabajo. No
era la primera ni será la última de las sentencias que este tribunal dicte con el
contenido de una materia tal delicada y sensible como ésta. Y yo me pregunto ¿Cómo es posible que en
el seno de algunas familias no sea posible el diálogo y sea necesario que el
alto tribunal decida que unos abuelos puedan ver a sus nietos? La madre de los dos niños recurrió hasta
que perdió su reclamación sin posibilidad de recurrir más arriba. La sala de lo
civil del Tribunal Supremo, en Madrid, a la vista de lo expuesto, la
normativa y la debatida doctrina jurisprudencial, decidió, finalmente, a favor de los abuelos un régimen de visitas repartido a lo largo de todo el año.
Es muy penoso que los
hijos o las hijas, los yernos o las nueras, no valoren ese amor de los abuelos por
sus nietos, y que por ello sus padres tengan que recurrir a terceros para reclamar sus
derechos. Sin embargo, también hay padres y suegros muy impacientes que no
respetan las decisiones de los hijos e interfieren en los matrimonios hasta
llegar a ser los detonantes de las rupturas de los matrimonios de sus hijos.
Es evidente, como abuela que soy,
que desearíamos ver a nuestros hijos y a nuestros nietos, pero el diálogo,
el amor, el respeto, la comprensión y la estrategia de la paciencia, son mejores condimentos para
resolver estos asuntos. Acudir a los tribunales es poner de
manifiesto que has perdido, para siempre, todas las oportunidades posibles de
diálogo con tus hijos o hijas, yernos o nueras. Hay que recordar lo que
recientemente dijo el Papa Francisco el día de san Valentín a los novios: No
hay esposo perfecto, tampoco hay esposa perfecta… ni tampoco suegra perfecta.
De ese modo, si somos capaces de hacernos autocrítica, seremos capaces de ver qué
tipo de esposa, madre y suegra somos, y corregir por ahí lo que impide escuchar
y resolver las cuestiones domésticas de este tipo con nuestros hijos.
Sentencia del Tribunal Supremo. El derecho de los abuelos