En el continente americano, de
arriba a abajo, se está produciendo una efervescencia en la lucha intelectual y
de oración a favor del Matrimonio entre un hombre y una mujer, al considerar que
las uniones entre hombres, o las uniones entre mujeres no son matrimonio. Es
importante distinguir estos conceptos. No puede haber equiparación cuando no
existe nada que las ensamble. Las uniones entre personas del mismo sexo son en
sí mismas estériles, es decir por definición ambas mujeres entre no pueden
procrear, ni entre dos hombres tampoco. Este es un factor básico de distinción.
Otra cosa es que dos hombres entre
si se quieran o se atraigan, al igual que entre dos mujeres. Sin embargo el
atractivo físico o químico tampoco es lo sustancial, pues si fuera eso, pasada
la edad fértil de cada uno de los cónyuges en un Matrimonio, éste se acabaría.
O en el caso de que por enfermedades o patologías diversas no existiera ese
atractivo físico y químico, tampoco existiría entre los cónyuges Matrimonio.
Por lo tanto, lo sustancial es la suma de los dos elementos, la predisposición
natural a la creación de una familia de cara a Dios y la entrega mutua en la
complementariedad, para toda la
vida. Esto es Matrimonio, lo demás no.
Así que ¡Muchas felicidades! a
Panamá (Centro América), porque en el nuevo Código de Derecho Internacional Privado de la
República de Panamá, ha rechazado la legalización del matrimonio gay.