El momento del enlace matrimonial
dura escasos minutos aparentemente, no obstante ese Sí, Quiero marca el inicio
de una nueva vida juntos, hasta que la muerte los separe. Por eso es muy
importante que los novios, mucho antes de preparar con esmero la celebración y
la fiesta o banquete, han de prepararse ellos mismos para ese Sí, Quiero por siempre jamás.
La vida matrimonial está llena de
flores y espinas, de malas caras y legañas, de enfermedades y fracasos, y de
enormes alegrías con los hijos o del propio matrimonio, el cual ha de vivir
con un amor más intenso que el del noviazgo. No es ninguna tontería o una pérdida
de tiempo acudir a cursos prematrimoniales, hay que profundizar en el asunto
del amor para toda la vida, que no será fácil pero será posible. Los novios
antes de casarse han de hablar de todo, y todo es ¡todo! Con ello se conocerán y podrán retirarse a tiempo si es que ella
o él no es la persona esperada; o bien la decisión de casarse será
inquebrantable.
Así que cuando se llegue al altar reinará
totalmente la paz en los corazones de los novios y recibiendo la gracia de Dios
del Gran Sacramento, se iniciará un nuevo andar matrimonial. Todas aquellas
flores, el magnífico vestido de la novia, la celebración del enlace y la fiesta
posterior, lucirán plenamente para los nuevos esposos, para todos los
asistentes y para Dios. El rastro de aquella belleza permanecerá unos días más en
la iglesia donde se celebró el enlace pues las flores del altar se suelen dejar
allí hasta que se marchitan, y los que entramos en ese templo tendremos la
ocasión de encomendarlos aunque no sepamos quienes son.
Foto: Acuarela de Eduardo Vicente de la fachada de la Iglesia de Santa María
de Montalegre (Barcelona). Allí Se celebró una boda el día 19 de julio de 2014, por la tarde, ¡Muchas felicidades a Lluís y Rosina!