A través del cine había visto que
Irlanda es una isla verde, agreste, amable que me fue cautivando desde mi
butaca viendo a La hija de Rayan, Salvar al soldado Rayan, El hombre
tranquilo….y muchas más. Y allí fuimos mi marido y yo junto con un matrimonio
amigo que también quería gozarse de ese país, lleno de pastos magníficos para
que muchísimas ovejas, vacas, cabras, caballos, asnos, etc. coman y se engorden
a sus anchas. Pero como no conocíamos el idioma, en una feria de turismo nos
informamos de cómo viajar por Irlanda en español. Así que paseamos por Dublín
(la capital de aquel país de la Unión Europea ) con el ya clásico bus turístico y
atravesamos media Irlanda en coche, en ambos casos con guía y conductor en
español, pues no fuera que conduciendo por la izquierda nos hiciéramos un lío y
nos fuéramos directamente al mar por los acantilados. Estos guías simpáticos
nos explicaron muchas historias reales y leyendas de Irlanda.
Una de ellas es el motivo por el
cual los irlandeses pintan las puertas de sus casas de colores. Resulta ser que
la reina Victoria I
del Reino Unido (en el cual estaba Irlanda) se había casado con el Príncipe
Alberto el 10 de febrero de 1840, del cual estaba muy enamorada. La reina Victoria dejó
por escrito el gran amor que sintió por su esposo en la noche de bodas, y con
el que tuvo diez hijos, habiendo manifestado en muchas ocasiones que no le
gustaba estar embarazada ya que la lactancia no era de su agrado.
Ocurrió que su consorte, el
Príncipe Alberto, murió antes que ella y en señal de luto y dolor, la reina
ordenó que todas las puertas de las casas del Reino Unido se pintaran de negro.
Sin embargo, en Irlanda para oponerse a esa medida, pues era otra forma de
expresar su oposición a la ocupación británica, se inició la costumbre de pintar
las puertas de colores. Así no es de extrañar ver en Irlanda las puertas de
color azul, amarillo, verde, rojo, algunas marrón y rosa, lo cual es muy
llamativo.
No obstante, cuenta la leyenda que un irlandés, hace muchos años,
después de estar en su Pub (contracción que viene de Public Local –local
público-), llegó a su casa ciertamente borracho pero cual fue su sorpresa que
encontró a su esposa yaciendo con otro hombre, y, no pudiendo contener su ira,
los mató a los dos. Al amanecer y despertar resacoso, se dio cuenta que aquella
casa no era la suya y a quién había matado era a sus vecinos. El crimen corrió
como la pólvora y a partir de entonces se fue implantando la costumbre de
pintar las puertas de colores pero de diferente color de la del vecino no fuera
que se repitiera la historia de un nuevo crimen, porque en Irlanda la cerveza
es muy buena y sienta muy bien… En cualquier caso, si el origen es la historia
o la leyenda, los colores de las puertas son algo curioso y atractivo en medio
de la noche temprana del invierno y las muchísimas flores del verano.