No
puede ser que la decisión de dar cobijo a los 700 indigentes que duermen en las
calles de Madrid, se haya tomado porque ahuyentan a los turistas. No es de recibo. La caridad y la misericordia humanas no es una cuestión estética, no es una
cuestión que obligue a cambiar el maquillaje de una ciudad. Atender a las
personas necesitadas no da votos porque es una obligación de cada uno de
nosotros, también de los políticos. Pero cuando un político demuestra que es un
desalmado, da miedo. Esperemos que la Sra. Esperanza Aguirre, persona que pronunció estas palabras tan
lamentables, se corrija, no por los votos que ya ha perdido sino porque ganará
humanidad en su corazón.
Efectivamente las personas que ya
no tienen nada y nada tienen que perder, no se las puede tratar como si se
tratara de un mobiliario urbano que está viejo y se ha de cambiar. A la vista
está que 700 personas que viven en las calles de Madrid están censadas. Han
llegado allí por exclusión del sistema, de sus familias, de las circunstancias,
de las enfermedades, etc. En cualquier caso si ellos fracasaron, la sociedad
también ha fracasado con ellos porque están en la marginación total, y el único
problema que representan es que ahuyentan a los turistas.
Su Santidad, el Papa Francisco, al
hilo de la
infinita Misericordia de Dios nos ha escrito a todos una bula
por medio de la cual convoca el Año Santo de la Misericordia, que lo inaugurará
oficialmente el 8 de noviembre de 2015. Gracias a su manera simplificada de
comunicarse, es un texto que podemos entender y además poner en práctica. Nos
descubre con nuevas palabras la misericordia divina imitando a Cristo, la
misericordia de la Iglesia y la misericordia de los seres humanos.
Os invito a leerla. Los
colaboradores del blog ya estamos leyendo Misericordiae Vultus. Seguro que nos referiremos
nuevamente a ella.