La resiliencia es la capacidad de un sistema de
soportar y recuperarse ante desastres y perturbaciones. Este concepto se usa en
ingeniería y en tecnología pues la capacidad de los materiales, elementos y
objetos se ha de calcular para poder determinar cual de ellos es conveniente.
Sin embargo este vocablo está extendido a otros entornos de aplicaciones como
es el psicológico, que lo define como la capacidad de las personas de
sobreponerse a períodos de dolor emocional y situaciones adversas.
Quizá nos veamos retratados en algún momento de
nuestra vida superando y sobreponiéndonos a calamidades, disgustos y dramas
realmente muy importantes, viendo como nuestra cuerda se iba estirando sin
romperse nunca dando de sí lo inimaginable hasta la fecha. Por ello es probable
que hayamos sido resilientes. Sin duda, nuestras capacidades, virtudes y
defectos han tenido mucho qué decir en esos momentos. Pero son muchas las persones
resilientes que sienten en su fuero interno que es Dios, y no ellos mismos,
quien les ha salvado, pues aún siendo cierto que la voluntad y las capacidades
tienen muchísimo qué ver en si somos o no resilientes, también hay que añadir
la Fe cristiana. Una persona por muy capaz y resistente que sea a todo y se
sobreponga a todo, sabe en el
fondo de su alma que si ha conseguido superarse es gracias a Dios o a él mismo.
Por otro lado, los científicos increyentes habrán
considerado en las personas resilientes solo sus resistencias físicas y psíquicas
llegando a conclusiones humanas de que aquella persona es invencible, como
aquel cable de acero pensado y fabricado para ser tan resistente que aguante
puentes llenos de vehículos, sin pestañear.
La fortaleza en la resistencia a las calamidades
nos impresiona notablemente ya que no es común en los seres humanos. Por ello, periódicamente, se publican historias, novelas, películas, etc. con ese tipo de
protagonistas, que, a su vez, nos pueden ayudar a entender lo que representa la
lucha por sobrevivir, historias que se parecen a muchas historias de las
guerras que vivieron nuestros padres o abuelos y que tanto las hemos oído explicar.
¿Quién no ha visto la película Hasta donde los pies me lleven u otra más
reciente Invencible o leído el
libro Levantarse y Luchar de la presidenta del Instituto Español de Resiliencia,
señora Rafaela Santos, cuya colaboradora fue la jurista Laura Martí ?. En este libro se detallan historias de personas resilientes, como el caso del secuestro del arquitecto mexicano, señor Bosco Gutierrez.
A lo mejor nuestros dramas particulares no
requieren caminar cinco mil kilómetros bajo el frío, la nieve, la persecución
y sometido a todo tipo de contrariedades; o estar a la deriva en una lacha de caucho durante 45 días y luego ser torturado durante muchísimos meses por
el ejército japonés. Sin embargo, esa lucha diaria en el matrimonio y en la familia, formando parte de unas vidas corrientes sin publicidad
en los medios, es igual de importante a los ojos de Dios, que siempre quiere
ayudarnos. Pues cada uno de nosotros es siempre diferente al otro. Cada uno tiene sus capacidades y sus resistencias, las cuales se pondrán a
prueba de resiliencia a tenor de lo que tengan que enfrentarse
en la vida.