En constante trepidación nos
rodean tentaciones que vamos aplacando según la templanza que hayamos ido
adquiriendo.¿Te seduce el buen comer o el buen beber? Y ¿Ganar más dinero aunque defraudes a Hacienda? O ¿Salir a escondidas con el marido de otra que no eres
tú? O ¿Abusar en la repartición de la herencia de los padres? O ¿Te encanta
gritar o insultar a los demás y así te sientes desahogada? O ¿Estás pendiente
de lo último de lo último en la moda para estar más al día que tus amigas? En
fin, paro aquí porque es suficiente como examen de conciencia.
Estas situaciones se dan en
nuestras vidas, en este mundo maravilloso que hay que amar apasionadamente, pero
echando temple. De ahí que la película Tentación
en Manhattan (USA 2011), con el nombre original de Don't Know How She Does It no haya tenido demasiado éxito de crítica pues
presenta situaciones habituales de la vida diaria, con todo tipo de problemas
ya conocidos. Las tentaciones van relacionadas con la conciliación de trabajo y
familia, cosa que en muchos caso supone renunciar al propio yo en favor de la
familia, algo muy difícil cuando el entorno no es favorable, como por ejemplo,
tener que trabajar de lunes a domingo. Pero en la película, para ella, la protagonista, hay una tentación más importante: la de un hombre maduro, guapo, educado, con mando en su empresa
y trabajar con él, resulta muy reconfortante. Además se llama Jack! ¡Casi todos
se llaman Jack...! interpretado por el elegante Pierce Brosnan.
Me gustó el
final. Echando temple. No la dejes de ver este verano.