En la ciudad de Helsinki me
sorprendió ver a muchos niños y niñas menores de siete años acompañados de sus
padres, todos rubios y blancos, pero muy fuertes. Para los finlandeses tener
familia numerosa es algo importante. Las ayudas de su gobierno para paliar no
ya el envejecimiento de la población, sino para aumentar la población, bastante
escasa en un país grande, se aprecia nada más llegar al aeropuerto de la capital. Hay que
recordar que Finlandia es un país rico y puede permitirse conceder al padre o
la madre un año de sueldo completo sin trabajar a partir del nacimiento de un
hijo, y si lo desean, durante los dos años siguientes puede recibir el padre o
la madre una prestación pública, sumando así hasta tres años las ayudas a los
padres y madres para que cuiden de sus hijos. Ciertamente este tipo de ayudas
concertadas con las empresas o bien las públicas, ha sido el resultado de
asumir verdaderamente que los hijos y las hijas son un patrimonio nada
despreciable para la nación.
También observamos que los hoteles
disponen de zonas de descanso para adultos, con sus sofás y ordenadores,
colindante a una zona infantil con juegos para todas las edades donde los
peques pueden jugar a sus anchas. O también que los lavabos de las cafeterías o
restaurantes disponen de alzas para los wc; o disponen de sillas para los
bebés, cambiadores, etc. Y salta a la vista, porque no hay que esforzarse en
pedir esto y lo otro para poder estar con la familia sin problemas. En fin, que
solamente con los ojos ves que los finlandeses se han puesto a la labor para
hacer crecer su población, implicándose todos.
En España, un país donde el aborto
se promueve a todos los niveles, desde los servicios sociales pasando por la
atención sanitaria, la familia compuesta de uno o dos hijos parece que sea admisible
por la sociedad, pero con ciertas reservas, sin embargo cuando se ve a una
familia de más de tres hijos, a muchísima gente le da el gusto de exclamar ¡Cómo pueden ser tan inconscientes! ¡Estos
deben ser muy ricos! ¡Hay que ver, parecen conejos!
Por lo tanto, para hacer crecer la
población no solamente se ha de implicar el gobierno de la nación, las
autonomías y las entidades locales, sino toda la ciudadanía. Para
ello hemos de ver en los hijos e hijas, propios y ajenos, un bien común para la
sociedad pues las ayudas son eso, un
complemento, pero la maternidad y la paternidad es responsabilidad de cada
individuo.