Con el paso del tiempo, pero sin
pausa, la manipulación genética que crea seres humanos en vientres de una mujer
que no ha consumido ni uno solo de sus óvulos, está creando, a su vez, un
cúmulo de incertidumbres para ese nuevo ser, nacido de una mujer que dice no ser su madre y de un padre a determinar quién es.
A esas criaturas, se le han conculcado todos sus derechos naturales de
tener un padre y una madre, conocerlos y confiarse a ellos. No podemos olvidar
que el origen de todo ello se encuentra en ese punto de la Historia en que
comenzó la experimentación humana, con seres vivos, para obtener una raza humana a capricho.
De poco sirve la Carta de los Derechos
Humanos de la Infancia de los niños y niñas, si los adultos quieren ser padres
y no pueden serlo, como es el caso dos hombres que por mucho que se quieran, se
deseen o practiquen el sexo juntos, no podrán jamás ser padres por su propia
naturaleza. Y a la inversa, dos mujeres.
No se trata de cruzamientos para
encontrar la mejor raza de caballo de carrera o injertos para obtener el tomate
más carnoso, dulce y jugoso hasta la fecha probado. Se trata de un ser humano,
libre desde su fecundación, que no ha de ser sometido a la esclavitud de los deseos
o caprichos humanos de nadie, dotado a su vez de un alma espiritual, lo que la
diferencia de todos los demás seres vivos del planeta Tierra. Un hijo no es un
florero para lucir en cualquier sitio, cambiándoles las flores cuando quiero y
romperlo si no me gusta. Un ser humano no ha de fabricarse en un laboratorio,
un ser humano ha de nacer libre del seno de una mujer, su madre, fecundada
previamente por un varón, su padre.
Por ello, en ese mar de confusiones que se han creado, a la hora de la inscripción
del hijo o hija proveniente de una manipulación genética de esta magnitud puede
darse el caso de encontrar problemas a la hora de su inscripción, pero sólo por la misma
ignorancia del procedimiento administrativo. Pues una vez nacido el hijo, los
progenitores, aunque no lo sean exactamente, pues en el caso de lesbianas sólo
una de ellas es la madre biológica por el mismo embarazo, y en el caso de
hombres, solo será el padre biológico uno de ellos, están obligados a la inscripción del hijo en el Registro Civil, en España.
El procedimiento es semejante en todos los
casos, pues los niños y niñas (con independencia de quienes son sus padres) al cabo de 24 horas de nacer tienen todos sus derechos
reconocidos por la ley. Si se corrigiera legalmente que los derechos de
los niños y las niñas inician su andar a las 24 horas de la fecundación, se aboliría
el aborto, se aboliría este crimen organizado a escala mundial.
Queda mucho por
hacer y rezar.