Los
ciudadanos de Barcelona no tenemos miedo. Los que nos ponemos en manos de Dios,
tampoco.
El
delirio del terrorismo es satánico. Las fuerzas de seguridad y los gobiernos ya
lo están acorralando, una vez más. Los demás hemos de seguir rezando por la paz
y el bien, pues la oración es lo que más le irrita al diablo.
Por
ello, estuvimos presentes en los minutos de silencio de las 12 horas del
viernes 18 de agosto de 2017, entre una gran multitud y rodeados de Mossos d'esquadra. Y hoy, 20 de agosto de 2017, también hemos estado
en la basílica Sagrada Familia de Barcelona, en la misa solemne. En ambos casos,
el Rey y las autoridades públicas estatales, autonómicas y locales han estado
juntos y unidos para clamar por la Paz.
Hemos
escuchado como el arzobispo Juan José Omella leía un mensaje personal que su SS
el Papa Francisco le había enviado para unirse a nuestra oración por la paz.
Todos hemos pensado en las personas difuntas, en sus familiares rotos de dolor,
en los heridos, algunos de pronóstico grave, y también por sus familiares.
¡Cuántas familias de un sablazo, ensangrentadas de padecimiento! Pero, ahí estamos los demás pisando fuerte, aguantando el tirón.
¡Cuántas familias de un sablazo, ensangrentadas de padecimiento! Pero, ahí estamos los demás pisando fuerte, aguantando el tirón.