Acudí
a la meditación espiritual mensual. Es una actividad que me ayuda a formarme en
doctrina cristiana. El sacerdote en esta ocasión nos habló de la Confianza, de fiarse de Dios. De allí situó su
reflexión en fiarnos de nuestros hermanos y hermanas cristianos, y a saber
perdonar. Pues es imprescindible en un cristiano saber perdonar y hacerlo de
verdad.
El
sacerdote ante un público mayoritariamente femenino nos explicó un affaire que
le sucedió en su labor pastoral. Nos situó en determinadas situaciones en las
que lloramos, porque nos reímos ¡tanto!, o por asuntos auténticamente graves. El caso
concreto a que se refirió fue el de un hombre joven que le pidió hablar aparte.
Cuando se cerró la puerta de la sacristía, el hombre se echó a llorar
amargamente. Una vez recobró la serenidad, le explicó que su esposa se había
enfadado mucho con él pues le había prometido que llegaría más pronto del
trabajo y volvió a llegar tarde a casa. Le echó en cara su promesa, promesa que
no era la primera vez que rompía. Mientras él intentaba disculparse, la mujer
hizo una inflexión y le dijo “Cuando éramos novios llegaste tarde a …” Al oír estas palabras,
él se ofuscó de tal manera que no pudo discutir más.
La
amargura de ese hombre, el motivo de tantas lágrimas, fue la reflexión, la
pregunta retórica, que le hizo al sacerdote, si no me ha perdonado que llegara tarde aquel día cuando éramos novios ¿Cuántas
más cosas no me ha perdonado en 20 años de matrimonio?
Por
llegar tarde a casa para cenar, se quebró profundamente la confianza en ese
matrimonio. Seguramente la señora debía estar harta de esa conducta. Pero
también es cierto que es mejor perdonar pues no vale la pena…. Llegar tarde a casa ¿es algo tan importante
como para quebrar un matrimonio?
Creo
que es mejor no montar follones ni dramones por temas que no lo merecen. No hay
que gastar energías en tonterías. Y si se te ha hundido el suflé y lo has hecho
varias veces porque a él le gusta, no lo vuelves hacer y listo. La tortilla de
patatas fría incluso es más buena. Ponte a pensar, y con la ayuda del Espíritu
Santo encontrarás asuntos por los no vale luchar tanto.