Cuando
escribíamos con papel copia y hoja de carbón, en la máquina de escribir,
incluso con la eléctrica, no podías equivocarte ni en una sola letra. Si te
equivocabas habías de borrar la letra con el famoso típex u otros accesorios de
oficina, o repetir y repetir hojas. Y durante el primer mes del año corriente,
la atención al escribir había de ser mucho más intensa pues la frecuencia con
la que habíamos escrito el número del año anterior había sido capaz de grabarse
en nuestros dedos e ir más rápido que la mecánica de pensar y escribir al mismo
tiempo. Además, la fecha suele ir al final de cualquier documento. Por ello era
terrible llegar al final del texto y ¡Zasca! Y pones la fecha o el año que no
corresponde. Hoy en día las máquinas de escribir son elementos decorativos o de
desguace, o de mobiliario de películas. Con la tecnología informática ese el problemilla
desapareció. Sin embargo, aunque la tecnología ha cambiado nuestra vida en los
últimos 30 años, el poner la fecha errónea sigue siendo un error tonto que se
comete, pero sin más trascendencia. Alerta, pues, ya estamos metidos en el
2019, ¡por fin!
Quien
más quién, quién menos, podría tener muchas ganas de pasar esta página
imaginaria y temporal del año. El repaso y resumen de las noticias de los
medios no nos reporta ninguna esperanza. Lo que sí importa es nuestra familia y
nuestros amigos, en definitiva, a quienes tenemos cerca del corazón. Los que se
han ido, hemos de rezar por ellos, los cementerios van creciendo como siempre.
Los que no nos quieren, se pierden nuestro amor, así son las cosas de este
mundo muy agarrado al demonio. Pero también rezaremos por ellos. Así que
cuidaremos a nuestra familia, parientes y amigos, vecinos, compañeros de
trabajo, de la vida cotidiana que es el mejor entorno. Nos espera un 2019 lleno
de incógnitas, de sorpresas, de muchas cosas que ya iremos viviendo y que, para
vivirlas bien, lo mejor es dejarlas en manos de Dios, sin agobiarnos por el
calentamiento global, la guerra de los mundos o de los planetas ni por los
anuncios apocalípticos. Mucha paz y bien.
A
todos los lectores de este blog, el equipo de comunicación les desea un Feliz Año
Nuevo y
¡Que sea lo que Dios quiera!