Cuando
eres joven te hace mucha ilusión que te inviten a una boda. Sabes que es una
fiesta, que te lo pasarás bien, que es la ocasión de ponerte un vestido especial,
que te encontrarás a gente que conoces, o que, por fin, rompes con el ambiente
en el que te mueves y conocerás a gente nueva. Con el paso de los años vas
sumando experiencia en estos eventos y te das cuenta que en una boda siempre pasan cosas,
algunas desagradables, y piensas … A saber a quién me ponen a mi lado… según y
como me marcho.
Recuerdo que en una de las últimas bodas a las que fui, tuve a mi lado a un señor que
delante de la copa de agua, tenía el teléfono móvil encendido y en silencio. No se perdió un
ápice de una final de Champions. Por supuesto no bebió agua. Esto no es nada claro, aunque el caballero
fuera un mal educado y sobre todo un desairado con su esposa sufriente. A mi
marido que es un buen culé, también le pareció poco cortés, pero todos estuvimos al tanto de los goles.
Como
ejemplo de boda, con final de fútbol incluida, es la película LA GRAN FAMILIA
ESPAÑOLA (2013), que empieza con otra película Siete Novias para Siete
Hermanos, la cual representa un modelo de familia para los padres del varón
que iba a casarse.
Tiene
muchos toques de humor, pues de lo que se trataba era de una boda. Se
produjeron muchas incidencias, idas y venidas, besos, abrazos, recuerdos... pero me parecieron muy reales. La dirige el
mismo que la ha escrito, Daniel
Sánchez Arévalo.
¡A pasarlo bien!