En
estos días de confinamiento, hemos celebrado mi marido y yo un nuevo aniversario
de boda, una nueva afirmación de nuestro compromiso dado, en aquel año en el
que el referéndum nacional aprobara la Constitución en España, en aquel año en
el que la Iglesia tuvo tres Papas, San Pablo VI, Juan Pablo I y San Juan Pablo
II, un año de muchos cambios en nuestro país, en la Iglesia y en nosotros
también. Y todo ha seguido cambiando. Es el ciclo de la historia y de la vida.
Los
avatares que siempre hay en todas las familias, a buen tiempo o con marea, se
han ido superando, rezando y pidiendo gracias a Dios para ello. Como siempre se
dice, y es cierto, no es fácil, pero si existe amor hondo en cada uno de los
dos, se puede ir superando todo. Muchos matrimonios lo saben, otros creen que
lo saben y otros se rompen para siempre. Y no hay que darle más vueltas. Nadie
es perfecto, pues lo es sólo Dios.
Y
ahí vamos, recordando qué hicimos en esta misma fecha el año pasado y otros
muchos, y el resumen es que seguimos juntos.
Así
que en estos días de pandemia podemos los matrimonios ahondar en temas en los
que no hayamos tenido valor o tiempo para platicarlos. Pero, por favor, que de nuestras
bocas salgan muchos corazoncitos y ningún dardo envenenado. Pues para
planificar viajes y vacaciones siempre estaremos a tiempo, las ganas son
sobradas.