Es
conmovedora la empatía que produce siempre la noticia creada a partir de la
realidad humana del día a día. Ayer supe como la hija de una amiga mía, desde
el primer día del confinamiento, se quedó a vivir en el domicilio de la señora
mayor que cuidaba, en lugar de estar en su casa disfrutando de sus hijos y de
su madre, que como buena abuela es quién cuida de sus cuatro nietos, una abuela
fuerte y ejemplar, como muchas otras. Esto me recordó el caso de los trabajadores de una
residencia de mayores que para que nadie se contagiara del Covid19 se quedaron con los
residentes, renunciando a estar con sus familias respectivas, pero con el ánimo
de proteger a los que hoy son los más débiles, cuando en otros tiempos construyeron
nuestro país.
Así
las cosas, y haciendo memoria de vídeos vistos hace bastantes meses, rebusqué
en mis archivos digitales y encontré un caso, conmovedor también, de un hombre
muy mayor que, a pesar de sus años y sus pesares, cuida de su hijo. Fue denunciado por exceso
de velocidad en zona escolar.
Te
invito a que hagas un clik, son dos minutos.