Ya estamos en Pascua, viviendo los cristianos la alegría de la Resurrección, es decir, lo que nos hace felices realmente: Sabernos hijos e hijas de Dios, redimidos por Jesucristo e inspirados para el buen camino por el Espíritu Santo. Y las fechas de Pascua son las más escogidas para recibir los santos sacramentos.
Probablemente todos celebramos el día de nuestro aniversario, de nuestro nacimiento al mundo. Quizá, celebramos también el santo o santa de nuestra onomástica o esas fechas importantes de nuestra vida personal y profesional. Por supuesto, el día de nuestro enlace matrimonial, tanto católico como el civil.
Es
importante destacar que para un cristiano es grato recordar las fechas en las
que recibimos el Bautismo y la Confirmación. Ahora son tiempos de mucha
labor apostólica entre familiares y amigos celebrando esos aniversarios, no se trata
de fastos inacabables, se trata de decirlo, rezarlo y agradecer a Dios tanto
bien que nos ha dado.
Ahora
bien, para los que somos más mayores es más difícil recordar un hecho de
nuestra infancia más temprana o de nuestra adolescencia. No era común
recordarlo, y debido a ello se han vivido engaños de ignorar realmente si se
había recibido el Bautismo o la Confirmación y con las conversiones en edad
adulta el interesado ha tenido que hacer averiguaciones.
Por
ello hay que poner orden a nuestro alrededor y abrir una carpeta de documentos,
y no lo digo de forma virtual sino realmente, de cada uno de los miembros de la
familia. Piénsese que en su momento pudo recibirse el Bautismo en una iglesia
muy bonita… que les gustaba a los papás o a los padrinos, pero no era parroquia;
o se recibió la Confirmación en el colegio… y por lo tanto no era parroquia. Pero gracias
a Dios, en todas las parroquias hay archivos, y antiguos. Así que hay que empezar
por recordar, exprimiendo la memoria de la familia, las fotos, las estampas que
se hacían para la ocasión, más recientemente las películas super8 y más tarde
los videos, etc. Y escribir a la parroquia más cercana del lugar del evento con
el nombre y apellidos del interesado, fecha del nacimiento, año aproximado del
bautismo o confirmación y el lugar del evento… A continuación, estirar del hilo.
Hoy en día todas las iglesias y parroquias tienen correo electrónico, cosa que simplifica
mucho la gestión, sobre todo si se ha cambiado de domicilio.
Si
tenemos todos los datos de los Bautismos, Comuniones y Confirmaciones de
nosotros mismos y de los miembros de la familia más directa, nuestros hijos e
hijas, nietos y nietas, podemos estar muy contentos. A continuación, procederemos
a apuntarlo en la agenda, con recordatorio anual.
Cada
felicitación será un momento más para dar Gloria a Dios en las Alturas,
y nos dará pie a explicar nuestras hazañas de búsqueda a los demás, y ¡quién
sabe! Si le pica el gusanillo de hacer sus investigaciones particulares.
¡Felices
Pascuas!