No es recomendable la serie canadiense FELIZMENTE CASADOS (Canadá 2020 C’est comme ça que je t’aime) pues es amoral, frívola y guarra. Sin embargo, quiero destacar de ella muchas cosas. En primer lugar, me gustaría pensar que el relato y la puesta en escena pretende explicar el cómo desde el seno de una familia se puede iniciar una estructura de pecado a la que se unen otras y variadas personas en el breve tiempo en que los hijos menores de dos matrimonios disfrutan de unas vacaciones de verano.
Ellos
y ellas se aburren, sus pensamientos elaboran todo tipo de actos y acciones
dignas de ejemplo para cada uno de los Siete pecados Capitales (soberbia, ira, avaricia,
lujuria, gula, envidia, pereza) a base de cometer todo tipo de delitos y crímenes,
por lo que infringen hasta lo más hondo Los 10 Diez Mandamientos de la Ley de
Dios, y no solo los de la Iglesia Católica, sino también sus equivalentes en el
derecho penal de países civilizados.
Uno
ya sabe quién es el director, François Létourneau, pero sin duda es un fiel
interesado de Tuenti Tarantino, todo con un toque de humor y mucha sangre
también.
Tenemos
a Huguet que siente deseos de matar a su marido, a partir de ese deseo acaba la
serie con más de 18 asesinatos, contados. Tenemos también todos los pecados
contra el matrimonio, promiscuidad, fornicación, enamoramientos a lo cupido,
intercambios de pareja, homosexualidad, etc. Beben y se drogan, unos más que
otros. Muchos de los personajes visten bañador, bikini, calzoncillos, camisón o
sin camisa, pero como la historia se desarrolla en verano ¡en Quebec hace mucho
calor!
Tienen
pasión por una piscina de plástico instalada en el jardín de uno de los
matrimonios. Ella es muy protagonista, pero acaba llena de heces humanas.
También roban joyas por impulso, extorsionan, mienten, con todo ello se
divierten. Al final, alguien con un resto de conciencia propone volver a la
vida anterior que llevaban, solo quince días atrás.
En
fin, podemos sugerir que si se visualiza se ha de ver con sentido crítico, e
incluso como un ejercicio práctico para entender que, en el seno de un
matrimonio, incluso por aburrimiento, se pueden cometer los peores crímenes.
Nadie está fuera de las tentaciones del demonio.