Constantemente las revistas de decoración del hogar nos muestran unos espacios llenos de luminosidad y orden, con ramos de flores, salones de grandes ventanales y sobre todo muchos cojines de colores en butacas y sofás que te invitan a tomar asiento. Sin lugar a dudas, las cocinas brillan, los electrodomésticos son los más actuales del momento a la vez que te proponen hacer cambios importantes en el hogar con la finalidad de vivir mejor y más cómodamente. Y la verdad, siempre te inspiran ideas para cuando sea el momento oportuno.
Pero
después recuerdas la casa de la tal …. Que desde que compró la alfombrilla del
baño, no la ha lavado pues ya la tirará cuando llegue a su fin. O la casa de la
cual que te dice que Lo que más me cuesta es limpiar, ordenar y decorar la
casa. O la mejor que comenta que Para qué voy a ordenarla, si el año que
viene nos cambiamos de piso. O la que le gusta la mesa pintada del office
de la cocina, y no hay manera que puedas sentarte en una butaca del salón que lo
tiene impecable. En fin, que cada una decide en su casa que para eso es la mastresa
o el ama de casa. Pero ¡ojito el olor que tienen esas decisiones! Luego nos
tienen que enseñar a matar cucarachas.
Es
cierto que no podemos tirar la casa por la ventana y hacer obras o cambiar los
armarios y el suelo constantemente.
La familia ha de vivir bien y tranquila. No es ninguna novedad que se diga que todos
los miembros han de tener responsabilidades de orden y limpieza, aunque podamos
pagar el servicio de la empleada del hogar. Hemos de fijarnos qué es lo que hace
mejor cada uno e insistir por ahí. Además de que cada miembro de la familia
recoja sus cosas esparcidas por la casa, ordene su ropa, su armario, su mesa de
despacho o estudio, vacíe su propia papelera. Con gestos de ejercer la propia
responsabilidad, no supondrá una montaña ordenar, limpiar y decorar.
No
hay que olvidar que la casa, el apartamento, el piso, la oficina, todo se ha de
ventilar, renovar el aire cada día, aunque haga frío, aunque solo sean 5
minutos, aunque tengamos perfumadores.
Así
que a trabajar pues el trabajo nos dignifica a todos, y sobre todo el trabajo
del hogar que está mucho menos valorado que cualquier otro. Pero el resultado
nos gusta a todos.