Comentar que nos vamos de vacaciones se asemeja al relato de un noticiario televisivo, pero mires donde mires y hacia donde mires las autopistas están invadidas de vehículos, gente en bañador, las terracitas y chiringuitos a tope, hamacas ocupadas, sombrillas que cubren de color las playas, y muchas nalgas al aire lo cual afea más a la mujer que otra cosa pues ¡Anda que no hay celulitis en muchas de ellas!
Así
que como siempre, hemos de descansar cambiando de actividad.
Y:
Leer
algo que nos forme o nos distraiga, aquellos libros que tenemos pendientes …
Ver videos de webs católicas que explican aventuras de conversión.
Cuidar
de nuestro matrimonio, pararnos a hablar entre los dos, escuchando y discutir lo menos
posible.
Rezar
cada uno de nosotros y también en familia. Procurar encontrar una iglesia o
convento para ir a la santa misa del domingo, teniendo en cuenta el tiempo de
la hora eucarística.
Ser
apóstoles de Cristo y anunciar el Evangelio, en la playa no existe impedimento
para ello.
Cuidar
de nuestra familia, con problemas o sin ellos, sean como sean sus miembros.
Cuidar
también de nuestro entorno de amistades, vecinos, amigos, compañeros de trabajo.
No olvidar nuestras llamadas telefónicas mostrando interés por sus asuntos.
Dar
buen ejemplo como cristianos de camino hacia cielo, queriendo ser santos en
nuestra vida ordinaria, de cada día, sin abandonar nuestros quehaceres ni
estado, pues la llamada a la santidad es para todos.
Cantar,
soñar. A pasarlo bien.