¿Por qué triunfa el mal? Y en concreto ¿Por qué Dios permite el mal? La pregunta y la respuesta la encontramos en nuestra doctrina recogida en el Catecismo de la Iglesia Católica. En esta ocasión citaré el librito Compendio, punto 58.
La
fe nos da la certeza de que Dios no permitiría el mal si no hiciera salir el
bien del mal mismo. Esto Dios lo ha realizado ya admirablemente con ocasión de
la muerte y la resurrección de Cristo: en efecto, del mayor mal moral, la
muerte de su Hijo, Dios ha sacado el mayor de los bienes, la Glorificación de Cristo
y nuestra redención.
¿De
qué sirven tantos bienes si eres condenado a prisión por violación, o eres
investigado por la fiscalía y has de ampararte en un escaño de un Parlamento
para que no te detengan? ¿De qué sirve si no te conformas con tu esterilidad, y
se van muriendo en tu vientre todas las implantaciones de fetos in vitro que
has recibido, hasta que matas a una mujer por qué no te quiere entregar su
hijo?
Este
es el mandamiento de la Caridad, Amaros unos a otros como yo os he amado
(Compendio punto 420), el cual lo instituye Jesucristo el Jueves Santo en la última cena, llamada la Cena
del Señor.