Uno de los temas corrosivos que puede vivir una familia es la recepción de una herencia, o que esta sea impugnada o denegada. Pues al hacer testamento uno puede establecer las disposiciones que le interesen, siempre que no sean abusivas ni estén prohibidas por la ley. En este sentido, un padre puede establecer que no hereden sus hijas debido a que han descuidado su atención y cuidado, o lo han rechazado, por poner sencillos ejemplos. También una persona sin hijos puede establecer que no hereden los sobrinos, pero sí en cambio una entidad religiosa, una ONG o la vecina que lo ha estado cuidando.
En
muchos casos, personas con derecho a la herencia y que no consten en el
testamento lo pueden impugnar, y el Tribunal Supremo suele sentenciar con mucha
claridad. No hace mucho tiempo, cuatro hijos de un mismo padre impugnaron el
testamento otorgado a favor de la segunda esposa, es decir, no era la madre de
los impugnantes, alegando que las segundas nupcias se realizaron cuando el
padre ya padecía alzhéimer y otorgó el testamento en dudosas condiciones
mentales. Por lo tanto, no es baladí el posicionamiento de esos cuatro hermanos
que acabaron ganando el pleito.
Es
decir, no es poca cosa el heredar o no. Puede que alguien se sienta
despreciado o simplemente el heredero legal suprimido de la herencia, reconoce
que no la merecía por haber abandonado a su padre. En cada familia se generan expectativas, y se han de estudiar.
En
clave de humor, pero del negro, podemos ver la película española ALIMAÑAS.
En este caso se trata de dos hermanos muy distintos entre ellos, Carlos y Paco
(Carlos Areces y Jordi Sánchez) que acaban unidos por la ambición de heredar un
edificio propiedad de su madre, ya anciana. Con ello ambos tienen puestas todas
sus esperanzas para mejorar su precaria situación económica, según relata FILM AFFINITY.
Yo
diría que ALIMAÑAS es mucho más que esto, pues en dicho edificio viven una
serie de personas con sus características peculiares de chafardería que lo que intentan saber es quién se quedará con la casa pues no quieren por nada del
mundo irse de los pisos. A lo largo de la película se puede llegar a comprender
como unos y otros podrían llegar a desear la muerte de la anciana.
En
casa, mi marido y yo nos reímos muchísimo, aquí los actores y actrices sobre
actúan, son cómicos de profesión y saben lo difícil que es hacer reír. El final
sorprende, pero corresponde. Yo diría que no es para niños pequeños, ni nietos
pequeños ni los amiguitos. Aunque no hay escenas macabras ni sexuadas, los
diálogos pueden no entenderlos o crear en su mente bastantes errores.
¡Que
disfrutéis!