Partimos de la base que el Matrimonio es una vocación y una vocación cristiana en mis términos. Pero aun siendo el Matrimonio el Gran Sacramento como lo definía San Pablo de Tarso, no siempre es la mejor opción para todos. Hay que rezar para reconocer la vocación de nuestra vida interior.
Ciertamente
hemos seguido hace pocas semanas la rebelión de unas mujeres que antes de ello,
eran monjas de clausura y en su momento hicieron votos de obediencia, castidad
y pobreza. Y menudo barullo han montado. Pero solo es un convento, entre
muchísimos, cuyas mujeres se han desorientado de las reglas de su orden.
No
tener relaciones sexuales con personas del otro sexo, ni del mismo, ni
masturbarse, ni satisfacerse sexualmente con animales ni viendo películas, ni
mirar a otras personas fantaseando. Es decir, tener dominio de uno mismo, de
las propias pasiones.
Hemos
de añadir que dichos sacrificios se ofrecen por amor a Dios. Así es ahora para
los presbíteros, y para todos los religiosos y las religiosas que hayan hecho el voto de
castidad.
¿Y
los laicos?
Los
laicos somos hombres y mujeres que hemos sido bautizados y no hemos recibido el
sacramento del orden ni el de la vocación religiosa.
En
el Matrimonio la castidad está relacionada también con el dominio de uno mismo,
de las propias pasiones. Y de tener relaciones sexuales solo con el cónyuge y
no hacer con él actos relacionados con la fornicación.
Pero queda un caso muy importante: el que opta por el celibato apostólico, manteniéndose soltero y sin profesar ninguna opción religiosa ni sacerdotal. Tal es el caso de los numerarios y numerarias, agregados y agregadas del Opus Dei. No obstante, posteriormente los numerarios y los agregados pueden acceder a la ordenación sacerdotal, si esa es su vocación, viviendo su celibato en el sacerdocio.
Recordar
el pasaje del Evangelio de San Mateo 19, 10-12 que dice:
Le
dijeron sus discípulos: Si así es la condición del hombre con su mujer, no
conviene casarse. Entonces él les dijo: No todos son capaces de recibir esto,
sino aquellos a quienes es dado. Pues hay eunucos que nacieron así del seno
materno, y hay eunucos hechos por los hombres, y hay eunucos que se hicieron
tales a sí mismos por el Reino de los Cielos. El que sea capaz de recibir esto,
que lo reciba.