No nos olvidemos en estos días de preparación a la Navidad que lo que vamos a celebrar es la primera venida de Nuestro Señor Jesucristo, hijo unigénito de Dios, encarnado en el vientre de Santa María Virgen. Y este júbilo nos ha de llevar a preparar las reuniones familiares, pocas o muchas, con más o menos gente, abriendo las puertas a esa vecina o vecino o familiar que tú sabes que va a pasar solo la Navidad.
Con la mezcla de culturas y
religiones, y a la vez mestizajes, habrá gente a nuestro alrededor que piense
que los cristianos estamos locos con tantos preparativos. Por eso es importante
moderación y mucha alegría, pues la Navidad ha supuesto a lo largo de la
historia reciente de la humanidad un momento de encuentro de Dios con
nosotros, y a la práctica ha supuesto Alto el Fuego en más de una guerra
por respeto a la profundidad del mensaje de salvación con el nacimiento de
Jesús en Belén, ahora situado en enclave de la Autoridad Palestina, en Israel.
Por supuesto, reencuentros familiares inesperados.
No podemos dejar de rezar por los
muchos frentes de guerra que existen en este momento, soldados desplazados de
sus familias, damnificados por las bombas y otro tipo de armamento, así como
los afectados por los desastres naturales y por las negligencias de los
gobernantes.
Y en esta preparación, imagino
que cada lector habrá desplegado su creatividad para, de nuevo, montar un belén
o pesebre en su casa. Cada año entran y salen del armario todas las figuras y
adornos, pero algo tendremos que reponer porque el tiempo también estropea los
objetos. No obstante, lo básico es el Nacimiento, la Sagrada Familia de Nazaret:
san José, la Virgen y el Niño Jesús.
En esta ocasión quiero mostrar un
Nacimiento que ha preparado una amiga mía y que me ha permitido publicar la
foto de su belén. Bajando a detalle, podemos ver la bufanda roja que lleva san
José y la capita de dos colores que lleva la Virgen que está alimentando al
Niño Jesús. Tanto la bufanda como la capita han estado tejidos por ella. Aquí están
esos detalles de amor que podemos ofrecer al Niño Dios. Mi amiga pensó que allí
en Belén hacía mucho frío, como así será en pleno invierno.
Sobre los menús, hay tantas propuestas y recetas en todas las redes sociales que es impresionante la variedad de todo lo que se puede hacer. Recurrir a lo clásico no pasa nada, y repartir tareas entre los comensales también está bien. Los vinos y los postres son importantes y desde luego si se delegan, es una preocupación menos para los anfitriones.
Yo sugiero, poco aperitivo para no arrastrar varios días
los rustidos o guisados en la nevera. O bien convertir el aperitivo en primer
plato y pasar al plato fuerte a continuación. Pero, como he dicho, sugerencias
hay miles. En centro Europa, especialmente en Ucrania, todos los platos cocinados
se ponen en el centro de la mesa, sean sopas, estofados, asados, aperitivos y
cada comensal empieza y acaba por lo que más le apetece. Ello conlleva a que no
existe el trajín de levantarse a retirar platos y traer el siguiente, no se
rompen conversaciones, y no hay interrupciones molestas con el fin de que todo
esté en orden. Así que mucha paciencia y sobriedad estos días, tarea difícil
entre las difíciles a nivel doméstico.
¡Y FELIZ NAVIDAD A
TODOS!