Con el corazón en Roma me dispongo a seguir en directo, como millones personas del planeta, el funeral del Santo Padre Francisco que murió a las 7.35 de la mañana del lunes de pascua, 21 de abril de 2025.
Estamos viendo como los representantes de las 140 delegaciones de los países donde están repartidos los 1400 millones católicos por el mundo han dado su último adiós saliendo de la Basílica de San Pedro, en el exterior de la cual se celebran las exequias papales. La Iglesia con las exequias celebra también la Resurrección de Cristo y de los muertos, siendo en esta fecha la octava de Pascua.
El séquito de cardenales ya ha
empezado su recorrido dentro de la basílica, los sediarios pontificios llevan a
hombros el féretro del Papa Francisco para trasladarlo al atrio de la basílica
vaticana, sin cantos ni música, en oración, en silencio, aunque se oyen los
aplausos del exterior. Una vez fuera, el coro entona el canto de entrada de la
misa Dale Señor el descanso eterno y la luz perpetua le ilumine. Todo
está dispuesto, la vista aérea nos permite ver como los fieles ocupan toda la
plaza de San Pedro y más allá del obelisco la Via della Conciliazione de
unos 500 metros de largo.
En el atrio han situado a los obispos,
los cardenales, así como a los patriarcas orientales católicos. En la explanada,
a los miles de sacerdotes y diáconos. Todos ellos revestidos de rojo, propio de
mártires, en una celebración única. En el otro lado del atrio, a los
representantes de las delegaciones de países. Preside la celebración eucarística
el Decano del Consejo Cardenalicio, Cardenal Giovanni Batista. El ritual de la
misa se dice en latín, idioma vehicular de la Iglesia Católica. La liturgia de
la palabra es así: la primera lectura en inglés, la segunda en español, el salmo
y el evangelio en latín, y la homilía en italiano, que fue una glosa a los
aspectos más importantes del papado de Francisco, sus viajes, sus textos, todo
su legado de gestos en pro de los más necesitados. Las plegarias en diversos
idiomas.
La despedida del difunto
Sigue la santa misa por sus cánones
habituales. Una vez distribuida la comunión entre todos los asistentes, se
inicia la parte final de las exequias llamada La última recomendación y
despedida del difunto, en la que se cantan las letanías de los santos,
incluyendo a los santos padres del siglo XX. Los hermanos cristianos de los
ritos orientales, representados por los patriarcas orientales, inciensan el féretro
y cantan los cantos propios de su rito para las exequias. A continuación, el
cardenal que ha presidido la santa misa inciensa de nuevo el féretro de Francisco,
en el que se puso el libro del Evangelio, y que con el capricho del viento va
pasando sus páginas. Y suenan ya las 12 horas de este mediodía soleado en Roma.
Concluye así la celebración exequial del Papa Francisco, Que te acoja el
coro de los ángeles.
Los fieles prorrumpen en aplausos y
los cardenales abandonan el atrio hacia la basílica. Mientras se prosigue el
séquito de presbíteros y de las personas que más lo han asistido, los catorce sediarios
pontificios elevan el féretro inclinándolo en señal de su último saludo y lo
trasladan al interior de la Basílica de San Pedro, que inmediatamente después
será trasladado a la Basílica de Santa María la Mayor, donde expresamente ha
querido ser enterrado, al igual con otros siete papas que allí reposan. Las
campanas de San Pedro suenan constantemente.
El traslado del Papa Francisco
El trayecto desde San Pedro hasta Santa
María la Mayor es de 5km. El cortejo del papamóvil circula inicialmente a
diez km. por hora de forma que los numerosos fieles y peregrinos que desde
primera hora de la mañana ya están situadas a lo largo de todo el recorrido hasta
la basílica, no obstante, después han acelerado la marcha. La lápida ya está
preparada y Francisco será enterrado dónde él eligió: en una pequeña habitación
donde se guardaban los candelabros de la basílica, detrás del monumento de la
paz. El cortejo fúnebre se ha iniciado ya a las 12.30h después de abandonar por
última vez San Pedro. La vista aérea permite participar como un peregrino más
por todos aquellos lugares turísticos de Roma. Téngase en cuenta que Roma
alberga monumentos históricos de muchos siglos de esplendor, tanto religiosos,
como políticos y culturales. Todos los peregrinos con los brazos en alto con el
teléfono encendido grabando ese momento en el que cada uno ve el papamóvil.
Es impresionante comprobar la presencia de los miles de personas que se agolpan
y llenan las calles romanas en un recorrido larguísimo, y que por razones
obvias no pueden ser las mismas de las que estaban en la plaza de San Pedro y
de sus aledaños.
La recepción en la Basílica de Santa
María la Mayor
Media hora ha durado el traslado. Son
cerca de las 13h y resuenan las campanas de la basílica y nos enfocan a la Salus
Populi Romani, un cuadro de la Virgen con el Niño a la que tenía
mucha devoción el papa Francisco, habiéndola visitado 162 veces en su
pontificado. A la vez, esta Virgen es la
patrona de Roma. Los portadores del féretro hacen una parada ante ella, que
está situada en la Capilla Paolina. El momento del enterramiento es privado
según expresa condición de Francisco y es dirigida por el cardenal camarlengo.
Descanse en paz.
Las fotos copiadas de la publicación digital La Vanguardia