06 abril 2025

La redundancia del buen amor

Para desarrollar el Matrimonio, la vida conyugal, a pesar de muchas cosas, acontecimientos, eventos y desgracias, se ha de añadir mucha imaginación, creatividad, ilusión y el buen amor. Es una redundancia calificar de bueno el amor, pero hemos de distinguirlo de muchas de las acepciones que se han impuesto en nuestra sociedad liberal. Lo que nos quieren hacer entender cómo hacer el amor es más bien fornicar o follar, tal cual puede verse en la práctica de los ligues ocasionales, dentro y fuera del matrimonio, como ese impulso sexual no controlado que ha de satisfacerse por medio de aparatitos a pilas o practicando la prostitución. Eso no es hacer el amor.

En el matrimonio, y ¡ojalá! fuera así en las parejas de hecho o de derecho inscritas en el Ayuntamiento, después de varios años de convivencia, la relación sexual conyugal no es solo atracción, sensualidad, placer, sino también cariño, respeto, comprensión. Y realmente una relación sexual conyugal buena, conduce a la estabilidad del hombre y la mujer juntos, los cuales sabrán por su experiencia que esa relación sexual no podrá ser siempre cuando se desee, pues el cansancio, la enfermedad, la edad y los disgustos enfrían la lívido.

Pero en otro orden de cosas, en la convivencia matrimonial hace falta lo que muchísimas parejas ya lo han puesto en práctica: La distribución de tareas. Como he dicho otras veces, hacer un listado de tareas no es la mejor manera de resolverlo, sino asumir cada cual las tareas en las que resultan más exitosos. Y el resto, a repartir, y hacerlo con ganas o sin ellas.

Por ejemplo, quién de los dos se ocupa de los pagos, facturas, inversiones, bancos, impagados, y por supuesto la Declaración de la Renta; abogados, comunidad de vecinos; los seguros de los vehículos disponibles, del contenido y del continente de los inmuebles, y cuestiones similares. Pues a él o a ella hay que adjudicarle MATRIPUNTOS, como dijo el yerno de una amiga mía.

O tareas diarias de limpieza, lavadoras, compra on line, plancha de vapor, tintorerías, agenda de médicos, cocina a tope, y cuestiones similares. Pues a él o a ella hay que adjudicarle MATRIPUNTOS, como dijo el yerno de una amiga mía.

En definitiva, dialogar, no pelearse y querer el uno por el otro esos matripuntos que es una expresión muy simpática.

Sobre todo, no quemarse, ¿Qué hay que cambiar la clasificación de las tareas y/o sus prioridades? pues aquí hay que aplicar flexibilidad, paciencia y amor del bueno.

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