Para
desarrollar el Matrimonio, la vida conyugal, a pesar de muchas cosas,
acontecimientos, eventos y desgracias, se ha de añadir mucha imaginación,
creatividad, ilusión y el buen amor. Es una redundancia calificar de bueno
el amor, pero hemos de distinguirlo de muchas de las acepciones que se han impuesto
en nuestra sociedad liberal. Lo que nos quieren hacer entender cómo hacer el
amor es más bien fornicar o follar, tal cual puede verse en la práctica de
los ligues ocasionales, dentro y fuera del matrimonio, como ese impulso sexual
no controlado que ha de satisfacerse por medio de aparatitos a pilas o practicando
la prostitución. Eso no es hacer el amor.
En
el matrimonio, y ¡ojalá! fuera así en las parejas de hecho o de derecho
inscritas en el Ayuntamiento, después de varios años de convivencia, la
relación sexual conyugal no es solo atracción, sensualidad, placer, sino
también cariño, respeto, comprensión. Y realmente una relación sexual conyugal
buena, conduce a la estabilidad del hombre y la mujer juntos, los cuales sabrán
por su experiencia que esa relación sexual no podrá ser siempre cuando se desee,
pues el cansancio, la enfermedad, la edad y los disgustos enfrían la lívido.
Pero en otro orden de cosas, en la convivencia matrimonial hace falta lo que muchísimas parejas ya lo han puesto en práctica: La distribución de tareas. Como he dicho otras veces, hacer un listado de tareas no es la mejor manera de resolverlo, sino asumir cada cual las tareas en las que resultan más exitosos. Y el resto, a repartir, y hacerlo con ganas o sin ellas.
Por
ejemplo, quién de los dos se ocupa de los pagos, facturas, inversiones, bancos,
impagados, y por supuesto la Declaración de la Renta; abogados, comunidad de
vecinos; los seguros de los vehículos disponibles, del contenido y del
continente de los inmuebles, y cuestiones similares. Pues
a él o a ella hay que adjudicarle MATRIPUNTOS, como dijo el yerno de una amiga mía.
O tareas
diarias de limpieza, lavadoras, compra on line, plancha de vapor, tintorerías,
agenda de médicos, cocina a tope, y cuestiones similares. Pues
a él o a ella hay que adjudicarle MATRIPUNTOS, como dijo el yerno de una amiga
mía.
En
definitiva, dialogar, no pelearse y querer el uno por el otro esos matripuntos
que es una expresión muy simpática.
Sobre
todo, no quemarse, ¿Qué hay que cambiar la clasificación de las tareas y/o sus
prioridades? pues aquí hay que aplicar flexibilidad, paciencia y amor del
bueno.