04 agosto 2020

La lactancia natural, un deber a cuidar

Cierto periodismo crea noticias de hechos tan cotidianos que parece mentira que se publiquen como tal, es decir, como algo nuevo, como una noticia.

He leído en un noticiario digital que una madre que estaba amamantando a su bebé la han expulsado de una piscina. La madre, indignada, recusa diciendo que todavía la gente no se ha acostumbrado a lo natural.

Resulta que el socorrista haciendo bien su trabajo le dijo a la mujer, que estaba sentada en el en el borde de la piscina, y además, amamantando a su bebé, que se fuera al vestuario a hacerlo.

Esta mamá habría de saber que amamantar a su hijo en el borde de una piscina es una temeridad. El bebé se está alimentando, al sol o no, pero lo que está claro que había gente, que sin querer la podrían mojar, asustar a su bebé, o golpearla e ir al agua, y ¡¡Ay que mi bebé se ahoga!! Que por desgracia no sería el primero.

El socorrista ha de liberarnos de los peligros que podemos generar en las piscinas y en las playas. Si no hubiera peligro, vana sería su profesión y su trabajo.

Esta mamá también habría de saber que la mayoría de la humanidad ha crecido gracias a que sus madres amamantaron a sus bebés. Nadie se asusta por ver a una madre dando el pecho a su hijo. Sin embargo, las circunstancias indican que según cuales sean, lo mejor es buscar un lugar tranquilo, por ejemplo, un vestuario, como es el caso. El bebé se está esforzando mucho en alimentarse y la madre debe ofrecerle un tiempo tranquilo y feliz, eso es una lactancia natural. En muchas ocasiones he visto en los trayectos de metro en Barcelona, como un bebé se pone a llorar desesperadamente, y la madre sin esperar a su destino, lo amamanta. Y no pasa nada. El bebé se tranquiliza y mejor así.

Pero la protagonista de la insulsa noticia que merece la mayor crítica al medio y al que la escribió por aceptar el planteamiento más absurdo, en lugar de haber aprendido a mejorar su relación como madre con su bebé, lo que está haciendo es afianzarse en su error.

Todo se acaba aprendiendo, con los años. Y ahí estamos las abuelas, lo seamos o no de esa mamá que ves que está cometiendo un error. A nuestra ayuda o comentario, dicho con suavidad y mucho cariño, y sin tocar, nos pueden dar las gracias o enviarnos a paseo, pero si vemos alguien en peligro, y más una mamá con un bebé debemos dar un paso adelante. Y si nos envían a hacer gárgaras, no pasa nada tampoco, a casi nadie nos gusta que nos corrijan de forma inesperada. 


12 julio 2020

Para modelar el carácter, L.G. Lovasik



Los expertos dicen que se nace con un determinado temperamento. En relación al carácter, éste se ha de ir forjando y educando. En esta tesitura, los hombres y mujeres santos de otros tiempos y de ahora también, van por los caminos que llevan a Dios esforzándose en practicar las virtudes que los cristianos llamamos humanas para poder llegar a practicar las virtudes teologales, y encaminar el temperamento y el carácter imitando a Cristo.

La virtud en si misma considerada no reprime a la persona humana, sino que en su dignidad la perfecciona para que no se desparrame en todo aquello que apetece de forma desordenada. Esto quiere decir, que conociendo nuestro temperamento in nato, las virtudes nos ayudarán a templarlo o animarlo, y el carácter A CAMBIARLO. No es de recibo “Es que es mi carácter”, y con ello machacar a los más cercanos que son la familia y los amigos, y de paso cualquier persona que se cruce en tu camino.


Una buena lectura ha hecho santos. Un ejemplo bastante conocido del siglo XX es el de Edith Stein, de nombre religioso Teresa Benedicta de la Cruz, nació en Breslavia, Imperio alemán, el 12 de octubre de 1891, de origen judíoPasó por una fase de ateísmo; fue filósofa. La lectura de los libros de Santa Teresa de Jesús de Ávila le cambiaron su vida y su alma. Ingresó en la orden religiosa carmelita descalza. Murió en Auschwitz el 9 de agosto de 1942, mártir. Fue canonizada el 11 de octubre de 1998 por el papa san Juan Pablo II.

Los textos de estas dos santas son muy recomendables. No obstante, hoy os propongo una lectura sencilla y muy práctica. Es constante la propuesta de ejemplos cotidianos para poder modelar nuestro carácter y atar un poco nuestro temperamento: EL PODER OCULTO DE LA AMABILIDAD de Lawrence G. Lovasik.

Tenemos mucho por leer en este verano insólito.


06 julio 2020

Los amigos de mi familia


Nuestro amigo Fernando Sánchez Marcos murió en la madrugada del 4 de julio de 2020, después de sufrir siete años de una enfermedad tumoral que llevó con heroicidad y serenidad. Su esposa, mi querida amiga Pilar, ha estado una pieza angular en el sufrimiento de cada tratamiento, viviéndolo con entereza y esperanza en la paz de Dios junto a su esposo, el apoyo de sus dos hijos varones, incondicional en todo momento.


El funeral católico ha sido muy entrañable. La iglesia se ha llenado verdaderamente de amigos y familiares. La viuda nos ha regalado muchas sonrisas de agradecimiento por nuestra presencia. Los hijos, al final de la celebración eucarística, han hablado de su padre ¡tan bonito! que ya quisiéramos muchos que nos mereciéramos al morir, aunque sea una cuarta parte de lo que han referido de Fernando. El coro de voces femeninas, acompañado del organista, parecía que en su lugar cantasen los ángeles custodios que estaban con nosotros.

Se ha dicho de Fernando que le gustaba mucho viajar por el mundo con su familia, de congresos o con sus amigos. Recuerdo especialmente el viaje que hicimos con ellos a Normandía. Mi marido, muy amigo de Fernando, y él vivieron intensamente, durante una semana, todos los hechos ocurridos en aquella región aludiendo al Desembarco de las tropas aliadas durante la II Guerra Mundial del siglo pasado. ¡Qué buenos recuerdos aquellos! Y tantas otras celebraciones, excursiones, romerías, almuerzos y cenas en su casa, siempre llenas de un gran sabor de conocimiento y de respeto a la diversidad y a la globalidad, pero si dejar de seguir el camino arduo que nos señala Jesucristo.

Fernando, lo recordaremos todo y estaremos muy muy cerca de Pilar.



17 junio 2020

Los dramas cotidianos


Una vez más, el Cine nos lleva a vivir la tragedia del día a día, esa vida cotidiana, llena de todo lo que queráis. Y en ocasiones, te sientes de tal manera que aguantas hasta el final del film, pues quieres comprobar si el guionista ha tramado un final coherente con la realidad, de lo contrario preferirías una historia de princesas que ya sabes cómo acaba.

La sinopsis de “Salvar o morir” (Francia, 2018) refiere unos hechos reales de un bombero que vive en París. Durante la intervención en un incendio, arriesga su vida por salvar a sus compañeros. Cuando se despierta del coma en un centro de tratamiento de quemados, se da cuenta de las graves consecuencias de su accidente. Tendrá que aprender a vivir con las secuelas, a aceptarse y a ser ayudado. En esta historia, es una pieza muy importante su esposa y sus dos hijas, también su madre y hermanos, es decir la familia. Ambos son jóvenes, con una vida de amor y proyectos por delante, pero todo se rompe. El presente parece una pesadilla y el futuro inexistente.

¿Cuántas veces habéis oído, leído, vivido una historia así? Un accidente de cualquier tipo u origen, una enfermedad grave, o esta misma pandemia de la Covid19 que ha destruido puestos de trabajo, matrimonios, familias, proyectos, negocios, empresas, estudios, etc. Pues este es el drama de la película en la que parece que seas uno más de la familia.

Ahora, fuera del film, hay que seguir o volver a empezar de otra manera. Ha sido un antes del 14 de marzo de 2020, cuando se declaró el Estado de Alarma en nuestro país y similares emergencias en el resto de Europa. El después es incierto e inseguro, pero no hay que desfallecer, es la nueva posguerra que nos toca vivir.



04 junio 2020

En el dominio de nosotras mismas


Los ¡Vivas! al ocho de marzo que estos días jalean los políticos en busca de responsables por no haber declarado el Estado de Alarma quince días antes de aquellas manifestaciones y asambleas multitudinarias, nos trae a colación, nuevamente, aquellas reivindicaciones feministas y/o feminazis, que lo más bonito que se ensalza del hombre es que se le cuelgue de un palo y jadee hasta la muerte. Vamos mal si lo que queremos es un futuro con hombres eunucos y niños a la carta.

¡Tantos siglos y siglos que hace que la mujer trabaja! Que para mi es una vergüenza que se siga con esa cantarela, también es una vergüenza que se cante que la mujer quiere llegar a casa sola y borracha y que no le pase nada. Mal vamos, si esa mujer que está que se cae, no tenga amigas que la cuiden y la lleven a casa sin peligro, pues hay más peligros que un criminal que la viole. Pues no todos los hombres son criminales y violadores.

Tanto ellos como nosotras, no debemos darle al cuerpo todo lo que pide. Por poner ejemplos de moda: ingerir bebidas alcohólicas hasta medir un cólico hepático, ejercitar la sexualidad sin dominio de si, consumir drogas para perder el sentido de la realidad, comer hasta saciarse, perder la virginidad en una carrera entre amigas, consumir medicación anticonceptiva para poder follar más, tener un amante para experimentar qué pasa, o cuando te van a descubrir ¿Esto es la libertad de la mujer? 


La mujer, a cualquier edad, puede desorientarse y equivocarse de la dirección de lo que es bueno. Nadie de nosotras está exenta de esas tentaciones, por ello nos hemos de educar en el dominio de nosotras mismas, esta es nuestra libertad, siempre con la ayuda de Nuestra Madre la Virgen Santísima, pues si pretendemos ir solas por este camino, no lo conseguiremos.

Después de esta reflexión, podéis clicar en unos de esos vídeos recurrentes del pasado 8 de marzo de 2020 en el que llegados a este punto habremos de pedir perdón a los hombres por la constante criminalización que les hacen muchísimas mujeres. No es contrapuesto a eso de llegar a casa sola y borracha, pero es otro punto de vista, tal cual y en el ejercicio de la libertad de expresión.





17 mayo 2020

El Cuento Chino de Jackie Chan


En la globalización, el exotismo del Oriente se ha desvanecido. Los manjares de los países más orientales los encontramos a la vuelta de la esquina de nuestra casa, y han dejado de ser manjares para pasar a ser, en algunos casos, repugnantes, porque en nuestra retina se nos ha quedado el guiso de murciélago al curry que contiene el Covid 19 y el cerdo con SARS en caldo. Así que volvemos a la dieta mediterránea, que es de confianza y más sana en todos los sentidos, pero también si cumplimos las normas sanitarias adecuadas para cocinar.

No obstante, hay quien se resiste y nos explica Cuentos Chinos de nunca acabar, llenos de vuelos de ninfas y dragones voladores, y de benefactores que combaten para destruir el mal, el Yin y el Yan para conseguir el equilibrio.

Recuerdo que era común en la conversación de hace cincuenta años, decirle a quien sea que explicase algo inverosímil que aquella historia, noticia o referencia se trataba de un cuento chino porque parecía poco menos que fantasioso.

En este blog creo haber hecho referencia al ballet maravilloso SHEN YU, en cuyos espectáculos se representan cuentos chinos de la época imperial china o creados dentro de imaginaciones asombrosas. Pero lo que ha sido sorprendente, es una de las películas recientes de JACKIE CHAN. Este actor y director chino, de Hong Kong, que nos tiene habituados a películas de buenos y malos, de ladrones y policías, y de grandes acrobacias de artes marciales, en este film se ha traslado a un mundo de fantasías, de colores, de bellezas de cuento, de montañas colgantes, de almas que vagan porque son demonios que no quieren serlo, de amor, mucho amor, y de ¡nunca acabar!, pues cuando tu le ves el fin, el cuento prosigue. Me refiero a EL CABALLERO DE LAS SOMBRAS (2019)

¡No os la perdáis ¡Es para toda la familia, hasta los más pequeños se quedarán absortos!

07 mayo 2020

Desde casa limpiamos el planeta

Nos está sorprendiendo la naturaleza, en estas semanas de confinamiento, cómo ha rebrotado de una manera espectacular. Los que llevan los cálculos y datos nos han dicho que la polución ha bajado en un 60% aproximadamente en nuestro país. En este tiempo, hemos visto como han campado a su aire muchos animales semisalvajes y salvajes por nuestras ciudades y pueblos. Y aunque se haya iniciado la desescalada, en sus diversas fases, muchos desearíamos que esa limpieza del aire se conservase al máximo.

Téngase en cuenta que la polución que generaban los miles de vuelos que despegaban y aterrizaban hasta que se cerró el espacio aéreo, era superior a la de los vehículos a motor de gasolina y gasoil. Por eso el aire está tan limpio y huele todo de otra manera. Esto es muy significativo.

Y es curioso como aquella niña, Gretta se llama, que los medios de comunicación nos la presentaron como la salvadora del planeta, ahora se le ha acabado su discurso pues el planeta se está limpiando, pero no con sus métodos sino con otros, ciertamente extraños, como son la pandemia del Covid19. A los papás de esta niña, que la utilizaron hasta que se escondió, se les ha acabado el negocio.

No obstante, los ciudadanos de a pie, podemos seguir vaciando nuestros hogares de objetos de plástico, adquiriendo, cuando sea necesario, productos elaborados con otros materiales; hemos de seguir limpiando a fondo nuestros hogares, puestos de trabajo, empresas, espacios libres y mantenerlos libres de polvo y miserias. La limpieza es aliada de la salud, propia y ajena. Y la prevención también.

Ahora ya lo sabemos, la naturaleza es muy agradecida a los gestos limpios que hagamos para salvar el planeta, trocito a trocito, empezando por nuestro hogar. De paso, aprovecharemos el tiempo al quedarnos en casa, pues todavía nos queda por practicar un buen tramo de paciencia para poder disfrutar de unas vacaciones de campo y playa.


A modo de apunte, véase en la foto de la Plaza de San Pedro del Vaticano, que hasta hace pocos días se mantenía cerrada al público, cómo han salido las plantas por las ranuras de las grandes piedras que recubren el suelo. Esta curiosidad se la agradecemos a nuestro amigo arqueólogo D. Javier, que vive en Roma, y que ha tenido la amabilidad de enviársela a mi marido.